martes, 17 de marzo de 2020

EN GUERRA


Un viejo estratega decía que en la guerra, como en la política, luego de sancionada una directiva, una orden, o una táctica de combate, el éxito dependía de la organización y de los cuadros, de los líderes, dispuestos a cumplirlas sin dudas ni murmuraciones.

Aunque muchos no se han dado cuenta, estamos en guerra contra un virus cuya letalidad no admite discusiones. China, España, Italia, como referencia, lloran hoy a sus muertos por decenas, por centenas, por miles. Sus flaquezas iniciales en afrontar la emergencia ha tenido ese costo.
En el Perú, nos guste o no las coordenadas de emergencia están dadas. Lo que falta es cumplirlas, sin vacilaciones. Aquí entran a tallar las organizaciones de base. No todo se realiza por arriba, por el ejecutivo o con las Fuerzas Armadas y Policiales. La clave del éxito está en movilizar a los municipios, a las organizaciones gremiales, comunales, vecinales, estudiantiles, culturales, femeninas, a los comités de ollas comunes...

El neoiliberalismo, con su impronta individualista y egoísta, ha liquidado a no pocas de esas organizaciones, pero existe todavía, para bien de los peruanos, un magma asociativo, comunal, colectivo, solidario, que nos lleva a unirnos en situaciones de emergencia como las que se viven en estos momentos.

La clave está en los líderes, en los cuadros, en los dirigentes que a todo nivel, cuadra por cuadra, barrio por barrio, condominio por condominio, conglomerado por conglomerado, ponga en práctica esa vocación gregaria y solidaria, para llevar a la práctica, coordinadamente,la estrategia de guerra contra el coronavirus.

Tengamos en claro que solos no la hacemos. El individualismo ramplón, tan pregonado en los últimos tiempos, es sinónimo de derrota.

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