domingo, 14 de febrero de 2021

ENGAÑAMUCHACHOS


 
Lo he escrito varias veces: el ex presidente Vizcarra nunca fue, ni será santo de mi devoción, pero no por eso tengo que aceptar todo lo que se dice de èl, sabiendo los intereses políticos que hay en juego. Esta vez, por ejemplo, se le acusa de haberse aprovechado de su cargo de presidente para vacunarse él y su esposa con la vacuna china.Y como en otras oportunidades es la ultraderecha, golpista y ferozmente antticomunista, la que lidera la campaña, que arrancó en un canal de TV, de franca filiación cavernaria, dejándole luego la posta a los golpistas del congreso para el cargamontón contra el moqueguano. Se está pidiendo comisión investigadora, denuncia constitucional, la cabeza de la ministra Mazetti, y hasta se habla se una censura al gabinete Sagasti.
 
Ese show no es casual. No digo por si acaso que Vizcarra no deba ser investigado ni sancionado si acaso lo mereciese. Lo que busco señalar es que detrás de esa denuncia y el escándalo que se ha armado existen intereses políticos. A Vizcarra lo defenestraron los sectores derechistas que querían todo el poder para si. Quiérase o no, el moqueguano les había pisado los callos, los había sacado del juego político. La única manera de recuperar los espacios perdidos era botar a Vizcarra, poner a sus representantes en el ejecutivo, golpear el TC, postergar las elecciones, y prepararse para un control ómnimodo por los siglos de los siglos. Exactamente lo que la dupla Fujimori-Mointesinos habían craneado en los 90.
 
El levantamiento juvenil y popular contra el golpe echó por tierra los planes de esa derecha bruta y achorada. Pero reacomodándose, y dada la fragilidad del gobierno de Sagasti, y la entrada en pausa del movimiento popuar por la embestida la pandemia, esa ultraderecha mafiosa ha vuelto a la carga. No suelta a Vizcarra, lo quiere fuera del juego electoral, pero al mismo tiempo le serrucha el piso al gobierno de Sagasti, obstruyéndolo abiertamente, como está ocurriendo con el tema de las vacunas y la vacunación.
 
En ese sentido, la llegada de las vacunas chinas y los compromisos, aparentemente en firme ,para la llegada de vacunas de otros laboratorios, como los mismos inicios de la vacunación, han constituido un revés para el golpismo ultraderechista. Como asimismo es tremendamente negativo para ellos que sus candidatos para las elecciones de abril no levanten vuelo, y sea justamente una candidata como Verónica Mendoza o el propio Lescano los que vayan liderando las encuestas. Mientras se acrecientan las exigencias populares de cambio real en el manejo económico y político del país, que en buen romance significa poner en salmuerta el modelo neoliberal y su cobertura legal: la constitución fujimontesinista del año 93.
 
La pandemia de la Covid 19, con sus efectos letales en el país y en el mundo, ha puesto al descubierto la irracionalidad de las coordenadas ideológicas y políticas con las se viene manejando el paìs desde los años 90. La riqueza obscena que ostentan las clases privilegiadas, como las pobrezas inhumanas de nuestros pueblos, que han originado resistencias diferenciadas a la peste, han saltado a luz con la pandemia; como también ha quedado al desnudo la verdadera naturaleza del Estado neoliberal: eficiente, muy eficiente, para llenar de plata las faltriqueras de la gran burguesía, pero ineficiente hasta las lágrimas si se trata de atender las necesidades de los millones de necesitados del país.
 
Porque si en la arremetida de esta segunda ola de la pandemia, como ocurrió con la primera, no hay camas UC, no hay hospitales que reciban a los enfermos por estar abarrotados, no hay oxígeno, no hay pertrechos de seguridad para médicos y personal sanitario, o, no hay trabajo, salarios dignos, ni comida para los millones de hambrientos, es decir, si existen todas esas precariedades, es porque sencillamente esa irraracionalidad neoliberal, excluyente y empobrecedora, lo originó, Esas coordenadas tienen que cambiar. No se trata pues de simples cambios de maquillaje, de cambiar algo para que nada sustancialmente cambie, se trata de poner en tela de juicio todo el ordenamiento, el andamiaje económico, político, cultural, de estas décadas.
 
La ultraderecha no es cojuda. Huele el peligro de su desbancamiento, por eso es que apuesta por el golpe, por la postergación de las elecciones, por la desinformación y obstrucción en el tema de las vacunas y la vacunación; y por eso también genera escándalos como los de Vizcarra, para limpiarse de su responsabilidad política -por el golpe de noviembre- en la demora de las negociaciones provacuna, y cargar contra el gobierno de Sagasti, al que mete en el mismo saco donde ha metido a Vizcarra. Es decir, es toda una estrategia reaccionaria, trabajada desde adentro del congreso por los representantes mafiosos de esos sectores, y desde fuera, por quienes temen perder sus privilegios y gollerías, que desde su raciocinio no deben ser tocados ni con el pétalo de una rosa.
 
No hay que caer en ese engañamuchachos de los picapiedras de la política crríollla. Hay que señalar las responsabilidades de Vizcarra y Sagasti en la conducción del país, pero hay que hacerlo desde una perspectiva propia, democrática, de cambio real, lejos, muy lejos de los intereses de quienes quieren seguir ahogándonos con los despojos del neoliberalismo, de la antidemocracia, de la exclusión, el racismo, y de las visiones unilineales que no le quieren dar el rostro a la diversidad geográfica, ecológica, social, y cultural del país.

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