1.-
Se nos ha dicho, desde que la pandemia aterrizó en nuestros lares, que estamos en guerra contra ella. Lo que no se nos dice con
claridad es que esa guerra la estamos perdiendo. Las cifras son
reveladoras. Marchamos raudamente hacia los 500 mil contagiados,
mientras que los fallecidos, si las cifras se sinceran, estarían
bordeando las 45 mil personas, entre adultos mayores, jóvenes, niños,
hombres y mujeres.
La estrategia contra el Covid-19 pudo ser exitosa en las primeras semanas, pero ahora ya no lo es; la pandemia se ha extendido hasta los últimos villorios del país, y los propios cementerios han colapsado, para no hablar de los hospitales y de los servicios de salud en general.
El gobierno, que se aceleró en abrir la actividad económica, a pesar de que no se había logrado contener a la pandemia, hoy está cosechando los frutos de esa concesión a la Confiep: ayer se contabilizaron más de 8 mil nuevos afectados en 24 horas, el pico más alto en lo que va de la arremetida del virus. Tan grave es la situación que ayer mismo el gobierno ha vuelto a las medidas punitivas: cuarentena, inamovilidad dominguera, prohibición de reuniones sociales...Es decir, ha vuelto sobre sus mismos pasos, sin dejar de hablarnos, una vez más, de camas de internamiento, camas UCI, oxígeno, hospitales de emergencia. Promesas que lamentablemente no calzan con la orfandad de atención real, concreta, que se vive en el país.
2.-
De lo que se ha dicho sobre el tema sanitario, yo rescataría la vuelta a lo que llaman la atención primaria de salud. Con el avance de la pandemia, las postas y centros de salud que están al alcance de la mano de las poblaciones, fueron prácticamente cerradas. En los hospitales, pese a su precariedad, se concentró la atención a los contagiados, fuese cual fuese el avance de la enfermedad. El colapso de esos nosocomios fue como la crónica de muertes anunciadas.El regreso a la atención primaria debe merecer la mayor atención de los médicos y del personal de salud.
En esta parte del camino debe tomarse en cuenta a las poblaciones mismas, a su capacidad de movilización y organización para enfrentar la pandemia en toda su magnitud, más allá incluso de lo concerniente a los temas de salud. En la lucha contra la pandemia hay a la fecha excelentes ejemplos que pueden ser tomados como modelos de actuación, sin violentar las particularidades de cada lugar. Me refiero a experiencias como las Rondas Campesinas, los Comedores Populares y los Comandos Matico.
3.-
Las Rondas Campesinas, como organismos autónomos de autodefensa, emergieron hace muchos años para afrontar a los bandoleros de día y noche que asolaban la sierra norte del país. En la guerra contra Sendero se constituyeron en una barrera de contención, y en la confrontación con la pandemia vienen cumpliendo un rol de primer orden. Manejan los protocolos de seguridad de las autoridades,pero también tienen sus propias normas para proteger la vida y salud de los ronderos, como para cumplir con eficiencia su papel en la prevención y tratamiento de las emergencias sanitarias.
La pandemia ha desnudado la pobreza y la miseria de nuestras poblaciones. Pobreza y miseria que se han ahondado en la presente crisis sanitaria, y que ha provocado el surgimiento de otra pandemia: el hambre. Los bonos distribuidos por el gobierno, además de no haber llegado a todos los sectores, son limitados para atender las necesidades de alimentación de una familia, para no hablar de los ladrones que se han embolsicado dichas ayudas. Los Comedores Populares, las Ollas comunes, que en otras coyunturas de emergencia le han cortado las alas a las hambrunas, hoy vuelven a ganar actualidad. Hombres y mujeres de diferentes edades, en distintos puntos del territorio, levantando en alto las banderas de la solidaridad, se han puesto al hombre una gran tarea humanitaria: combatir el hambreamiento.de nuestros pueblos.
Los Comandos Matico, por su parte, son una creación heroíca de las poblaciones indígenas de la amazonía peruana. Ante el olvido o ninguneo del Estado, los jóvenes y adultos de diferentes comunidades amazónicas, han salido al frente de la pandemia armados del matico y otras yerbas medicinales tradicionales cuyas propiedades solamente ellos conocen, Con o sin apoyo sanitario, son una especie de guardianes de la salud de sus pueblos. Su farmacopea tradicional, fruto de su sabiduría legendaria, no la oponen a la medicina occidental, pero saben que puede complementarla, como los propios médicos lo reconocen.
Son apenas tres ejemplos de organización y movilización popular contra la pandemia. Existen muchos otros, como lo que están haciendo en la cuenca del río Zaña los pobladores de las partes bajas y altas, todas referencias útiles. Es el pueblo que se está movilizando para salvar al pueblo No se deja de exigir a las autoridades el cumplimiento de sus responsabilidades. De lo que se trata es de resistir activamente y desde abajo al coronavirus. Se educa, se propagandiza, se organiza, se resiste, todo en el marco de su autonomía, de la búsqueda de bienestar para sus comunidades y de explorar salidas de futuro. Los tiempos rudos que vivimos así lo exigen.
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