miércoles, 5 de agosto de 2020

DUEÑOS DEL CUBILETE

I

La composición misma del gabinete, con ministerios claves en manos de clarísimos operadores del neoliberalismo,las declaraciones mismas del flamante premier, en las que repetía su mismo rollo pro extractivismo minero, y la exposición del presidente Vizcarra en el congreso, el 28 de julio, ratificaron,mi opinión primigenia. Nada iba a cambiar en el país durante el último año de la gestión del mandatario; por el contrario, había que prepararse para lo peor: el gobierno había colocado el ¡sálvese quien pueda en el orden del día, mientras la lucha del pueblo de Espinar prefiguraba el futuro de las demandas populares.

II

En el congreso, mientras tanto, salvo los arrebatos populistas de algunos sectores, nada hacía presagiar la patinada del gabinete Cateriano. Los propios reclamos de algunos para la presencia de tales o cuales ministros, no causaba mayores inquietudes. El mismo premier, a caza del voto del confianza, había mostrado plena disposición para que el parlamento ejecutase su rol fiscalizador.

La procesión iba por dentro. El desborde de la pandemia, y el colapso, una vez más, del sistema de salud, con la multiplicación del número de fallecidos e infectados,que sembraban el terror entre los más necesitados, exacerbó los ánimos congresales. El anunció de la no compra de los tablets para los colegiales peruanos también alimentó el fuego, especialmente en aquellas tiendas que no le pierden pisada al titular de educación. Reacciones explicables, pero que no anunciaban anormalidades mayores. Entre cocodrilos no se iban a adivinar la suerte.

Así, cada bancada, desde su propia perspectiva electoral se preparó para la batalla: la presentación del gabinete Cateriano en pos del voto de confianza. Empero, desde el domingo 2 de agostó corrió el rumor: algunas bancadas se alistaban a darle la espalda al gabinete si es que previamente no recibían, en bandeja de plata la cabeza del ministro de educación, cuestionado por su labor en el Sunedu, el organismo implementador del cierre de no pocas universidades particulares por no reunir los estándares de calidad exigidos por los tiempos actuales.

III

Este rumor fue creciendo el mismo día 3 de agosto mientras Cateriano daba cuenta de una exposición larguísima, centrada en los planes de reactivación de la economía, que para la Confiep, en especial para los grupos financieros y mineros, eran algo así como oído a la música. A mi juicio, Cateriano ya sabía que se le venía la noche, no por los temas abordados en su exposición, sino por lo que evidentemente se había convertido en un chantaje: el voto de confianza por la cabeza del ministro de educación. Al amanecer del día 4, en la que sería su última intervención en el congreso, dio a entender la existencia de esa coacción.

Desde antes de la presentación del premier en el congreso ya se sabía que habían 4 bancadas:que no iban a votar por la confianza: Podemos, Frente Amplio, Frepap y Unión por el Perú Estaban en el mismo barco, aunque en diferentes compartimentos. Juntos, sin embargo no lograrían su cometido. Los votos partidos de Acción Popular, Fuerza Popular y los no agrupados, apuntalaron su empresa; pero los 54 votos reunidos, servían de muy poco si es que los votos cantados a favor del respaldo, que eran 37, se engrosaban con los votos de Acción Popular y Alianza para el Progreso, que sumaban 34.

Y ocurrió lo que todo el país hoy comenta: estos 34 votos apostaron por la abstención. Antes de la presencia de Cateriano en el parlamento, los voceros de ambas agrupaciones habían manifestado su intención de apoyar la confianza; a la hora de la verdad no votaron en contra, pero se abstuvieron, dejando en la estacada al gabinete de Vizcarra. Los 54 votos en contra mandaron a su casa a Cateriano. En política, las abstenciones siempre apuestan a ganador, no son neutrales, tienen un color determinado. Lo ocurrido lo demuestra.

IV

¿Qué pasó? En principio hay que anotar que en el Perú, desde los tiempos del fujimontesinismo, la educación, en particular la universitaria, se ha convertido en un tremendo negocio. Lo que manda es el lucro, amparado por la misma normatividad. Aquí es donde surgen las universidades chatarras, que han potenciado una burguesía que sin mayores escrúpulos ha amasado capitales que hoy los proyectan a otras actividades empresariales.

En este contexto aparecen las universidades- partidos y las candidaturas a diferentes instancias del poder estatal, incluyendo el congreso y la presidencia de la República. Si tomamos en cuenta lo que al respecto ha escrito Francisco Durand (Los doce apóstoles de la economía peruana) o las investigaciones de Ojo Público, no solamente estamos frente a una fracción burguesa, sino que además, por sus orígenes y desarrollo nada santo, bien puede ser considerada como una lumpen burguesía, ansiosa de poder.

En el marco de la ley universitaria, el Sunedu le ha cortado las alas a no pocos de los autodenominados "empresarios de la educación", Y el actual ministro de educación, desde el Sunedu que dirigió durante varios años, ha sido el verdugo. Esa burguesía lo tiene en la mira, al igual que a la ley universitaria y a la reforma de las universidades. Defienden su becerro de oro.

V

Esa lumpen burguesía y sus operadores han estado en la primera línea de la choteada a Cateriano, que fiel a su estilo democrático burgués no le aceptó el chantaje -como diría su adú Vargas Llosa- a los bribones de la educación universitaria, presentes, o bien en el conglomerado que votó contra del respaldo al gabinete Cateriano, o bien entre los partidos que muy cazurramente se abstuvieron.

¿Y los otros partidos que votaron en contra? Han quedado bien con su conciencia y sus seguidores, en los hechos han sido compañeros de ruta de los dueños del cubilete.

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