Ha caído el felón.
Enredado en su propia telaraña y mugre de ambiciones desmedidas, corruptelas y enjuagues financieros de diverso tipo, PPK no ha tenido otra alternativa que irse a su casa. Prefirió la renuncia antes que el descuartizamiento público en el congreso.
La derecha tecnocrática ha sufrido así un rudo golpe. Jugó muy doctoral y soberbiamente a repetir su faena, como lo ha venido haciendo desde los 90, pero ha terminado revelando las vísceras de un modelo y un sistema que sin la corrupción no tiene presente ni futuro, que no sea el de llenarle las arcas a los que más tienen.
Las confesiones de Barata son eso precisamente, las pruebas irrefutables de la podredumbre de la burguesía nativa, de sus operadores políticos e ideológicos, que han hecho de la democracia el taparrabo ideal para sus robos y latrocinios.
No hay partido de la derecha en el poder y sus líderes de pacotilla que no terminen embarrados en el lavado de dinero mal habido, cutras, aceitadas y levantadas hasta de las joyas de las abuelitas.
Las confesiones de Barata son eso precisamente, las pruebas irrefutables de la podredumbre de la burguesía nativa, de sus operadores políticos e ideológicos, que han hecho de la democracia el taparrabo ideal para sus robos y latrocinios.
No hay partido de la derecha en el poder y sus líderes de pacotilla que no terminen embarrados en el lavado de dinero mal habido, cutras, aceitadas y levantadas hasta de las joyas de las abuelitas.
Y tan cochambroso es PPK, como el fujimontesinismo, el aprismo y demás ismos cuyas cabezas visibles se venden hoy como los grandes justicieros del momento, supuestamente horrorizados ante la compra de votos en el congreso; cuando son ellos los cultivadores de esas malas yerbas, incluyendo las grabaciones y filmaciones, tan caras en los años 90 a los fines de la dupla Fujimori-Montesinos, los líderes históricos de los Becerriles y Salaverrys, de los Alcorta y Tubinos, de los Galarretas y Chacón y por supuesto que de los hermanos Fujimori, apuñalados entre sí, misma mafia.
No pretendan pues cojudearnos. Todos son caimanes de un mismo pozo, que hoy han agarrado a dentelladas a uno de los suyos, el felón, pero que mañana pueden volver a retozar juntos. El capital, sí el capital, que es el dueño del pozo y el que los alimenta y une, bien lo sabe...
No pretendan pues cojudearnos. Todos son caimanes de un mismo pozo, que hoy han agarrado a dentelladas a uno de los suyos, el felón, pero que mañana pueden volver a retozar juntos. El capital, sí el capital, que es el dueño del pozo y el que los alimenta y une, bien lo sabe...
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