En todo el país y en el extranjero, los peruanos de toda condición
social, edad, sexo, profesión...alzaron ayer su voz indignada contra el
indulto al viejo Fujimori - condenado por ladrón, secuestrador y
crímenes contra los derechos humanos- pidiendo además la cabeza de PPK
el presidente trafero, que rompiendo su palabra, se puso de rodillas
ante las mafias, ordenando la libertad del ex inquilino de la Diroes, buscando la impunidad de unos y otros.
La derecha nativa y las transnacionales, que están
detrás de ese pacto mafioso, pensaron que los pueblos del Perú se iban a
tragar ese sapo monstruoso. Se equivocaron de punta a cabo. Desde las
fiestas de fin de año las multitudes de ciudadanos rugen en calles y
plazas. Las movilizaciones de ayer, a lo largo y ancho del país, deben
ser de las mayores que se han producido en los últimos años. Y van por
más.
Por eso es que
apelamos a ese histórico ¡Valen un Perú! de los tiempos coloniales -
sinónimo de riquezas de ensueño- para calificar la gallarda actitud de
la ciudadanía peruana.
Como la historia lo ha demostrado en múltiples oportunidades, en esas calles y plazas se está ensanchando la democracia de los de abajo, de los desposeídos, de los engañados por el Perú Oficial...van templando sus fuerzas, van sumando combatientes...van perfilando su organización y liderazgos, delineando derroteros de corto, mediano y largo plazo...van haciendo realidad sus sueños, contagiando alegría con sus cantos y danzas, con su histrionismo y humor popular...Esas son nuestras fortalezas políticas y morales.
Repito: esa ciudadanía del siglo XXI, ¡Vale un Perú!
Como la historia lo ha demostrado en múltiples oportunidades, en esas calles y plazas se está ensanchando la democracia de los de abajo, de los desposeídos, de los engañados por el Perú Oficial...van templando sus fuerzas, van sumando combatientes...van perfilando su organización y liderazgos, delineando derroteros de corto, mediano y largo plazo...van haciendo realidad sus sueños, contagiando alegría con sus cantos y danzas, con su histrionismo y humor popular...Esas son nuestras fortalezas políticas y morales.
Repito: esa ciudadanía del siglo XXI, ¡Vale un Perú!
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