No, nos engañemos.
Con todo lo importante que pueda ser la
detención de Rodolfo Orellana y su hermana, la guerra por traerse
abajo su poder mafioso apenas comienza, hay todavía mucho pan por
rebanar. Han caído las probables cabezas de la mafia, pero los
tentáculos siguen operando y según todas las sospechas ocupando puestos
privilegiados en diferentes instancias del aparato estatal,en el mundo
periodístico, policial, en los aparatos de control etcétera.
Sin esta telaraña no
habría existido capacidad de actuación y expansión impune de esos
negocios ilegales, que hicieron de la familia Orellana parte de los
nuevos ricos que han aparecido en el Perú de las últimas décadas, que
deben su fortuna, como el caso que ventilamos, a trajines nada santos,
amparados en un orden que no destaca justamente por el respeto de la
ley y de la ética.
No hay
que ser por ello muy listos para darse cuenta de que ese poder mafioso
sigue en movimiento dispuesto a bloquear el accionar de la verdadera
justicia. Hasta ahora, por ejemplo, nadie sabe a ciencia cierta cómo el
señor Orellana logró cruzar la frontera norteña, a pesar de que según
la información oficial era el hombre "más buscado del país" Es más. La
propia normatividad podría ser empleada a su favor. Lo hacen los ex
presidentes, especializados en burlar la ley, echando a mano a
leguleyadas, abogados, fiscales y jueces, dispuestos siempre a confirmar
el aserto de que "hecha la ley, hecha la trampa".
La única garantía para impedir la burla es que las fuerza sanas de nuestra sociedad quiebren su inacción, se pongan en movimiento para enfilar contra esa y otras mafias que le están abriendo cancha a la mejicanización del país, en la que confluyen los intereses de todas las costras criminales integradas por hombres y mujeres que están actuando en Lima y provincias, a nivel estatal y privado, vistiendo saco y corbata, trajes de gala, uniforme, toga y birrete...
La salida está en nuestras manos.
La única garantía para impedir la burla es que las fuerza sanas de nuestra sociedad quiebren su inacción, se pongan en movimiento para enfilar contra esa y otras mafias que le están abriendo cancha a la mejicanización del país, en la que confluyen los intereses de todas las costras criminales integradas por hombres y mujeres que están actuando en Lima y provincias, a nivel estatal y privado, vistiendo saco y corbata, trajes de gala, uniforme, toga y birrete...
La salida está en nuestras manos.
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