viernes, 27 de septiembre de 2019

PROHIBIDO BAJAR LOS BRAZOS


Lo escribí anoche: en la actual crisis política, la última palabra la tiene el pueblo, el soberano. Vuelvo a reiterarlo. Algunas gentes esperaban hoy una respuesta firme, contundente, del presidente Vizcarra ante el caballazo fujiaprista en el establo. Las ambigüedades y generalidades del premier Del Solar, luego del archivamiento del proyecto presidencial de adelanto electoral, está alimentando desconciertos y pesimismos, como si esta batalla contra la corrupción, las mafias y sus operadores ya estuviese perdida. En este clima enrarecido, la pregunta de rigor es si acaso el pueblo, los miles de miles de hombres y mujeres de a pie, están enganchados en su movimiento contestatario a las iniciativas del presidente Vizcarra. Si así se ha entendido, malo. No se puede negar el rol dinamizador que Vizcarra ha jugado en la lucha contra las mafias.El haber tomado distancia del fujiaprismo en el combate contra la corrupción, y haberlos puesto prácticamente de cabeza con sus propuestas de reformas y la ejecución del referendum, ha sido positivo.Pero si no entró a matar -metafóricamente hablando- en esas circunstancias, es porque Vizcarra y su gente no está ideológicamente lejos del fujiaprismo y de las otras tiendas de derecha. La defensa del orden establecido, y del neoliberalismo imperante, une a unos y otros. Por eso es que la Confiep y las agrupaciones empresariales que agrupa ha soltado hoy un comunicado en el que apuesta por el diálogo, la concertación. A la gran burguesía, dicho sea de paso, le interesa un pito la lucha contra la corrupción, lo que quiere es garantías - a eso le llama gobernabilidad - para seguir usufructuando de las riquezas del país.A esa relación tácita entre Vizcarra y el fujiaprismo- más allá de la confrontación- habría obedecido la confianza del Mandatario en que su propuesta de adelanto electoral iba a ser finalmente aprobada. Hasta donde se ve, no ha tenido un plan de contingencia. He ahí la razón por las que las declaraciones del premier han dejado mucho que desear.

En el lado del pueblo las cosas deberían estar claras. Las coincidencias con el presidente Vizcarra en la lucha contra la corrupción y las mafias, son sencillamente eso: coincidencias. El pueblo debe actuar desde una perspectiva diferente, autónoma, sin dependencias con uno u otro bando en pugna. En ese sentido, la consigna ¡qué se vayan todos! tiene, para las avanzadas populares, una connotación propia, ajena, ideológica y políticamente, a la propuesta de adelanto electoral del ejecutivo, como también es extraña a todo manejo anarquista, alpinchista. No se trata de rehuir el o los procesos electorales en ciernes. Hay que tomarlos como parte de un proceso mayor, de largo alcance, de entendimiento cabal de que es el pueblo el que tiene tomar en sus manos su propio destino. La experiencia con los Toledo y los Ollanta ha sido nefasta para los intereses populares. ¡Basta ya de ser burros de carga de aventureros, oportunistas, y ladrones de cuello y corbata!

Desde ese punto de vista, resultaría contraproducente para el avance del movimiento popular, el bajar los brazos en la presente lucha contra la corrupción y las mafias. Lo que haga o no el presidente Vizcarra no puede ser determinante en el desarrollo del propio camino de los trabajadores, de los excluidos, ninguneados o invisibilizados. Hay que barrer con la corrupción, con las mafias, con los ladrones de todo tipo, estén donde estén, y por supuesto que hay que pugnar por cerrar el establo congresal. No subestimemos la fuerza de la calle, las fortalezas democráticas de las masas populares, la firmeza de los pobres de la ciudad y el campo alzados a la pelea. Bienvenidas sean iniciativas como las de movilizarse esta tarde desde la plaza San Martín, que seguramente han de multiplicarse en los próximos días.

¡Qué se vayan todos!

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