domingo, 25 de agosto de 2019

UN GRAN PENDEJO


Disculpen ustedes, pero ya estoy un poco tío como para tragarme el sapo de la súbita internada de PPK en la clínica. Para mi, el gringo ha querido impresionar a los jueces y al lornaje. Ahora que ya consiguió su propósito: que no lo manden a un penal, vuelve a casita a seguir haciendo de las suyas.El viejo Fujimori es un maestro de esos trucos, pero al César lo que es del César: PPK se lo lleva de encuentro, toda su vida de financista y de político se la ha pasado sacando conejos de la chistera, así ha hecho plata. ¿Se acuerdan de la tía que le agarró los cojones en su primera campaña electoral? Pues esa movida fue trucada, a la ñori le pagaron sus buenos soles para pasar por esa humillación, que a los machotes los impresionó, tanto que PPK subió sus bonos electorales. Como suele decirse, el que puede, puede. Y el gringo, a la hora de defender la bolsa de su gente, y sobre todo la propia, -según quienes le han seguido los pasos desde que nació- es poco o nada amante de las convenciones, leyes, reglamentos, normas, protocolos. Ni cuando llegó a la presidencia de la República cambió. Después del mediodía dejaba palacio, hacía deporte y se mandaba mudar a su casa. Quienes querían verlo, sea quien sea, se veían obligados a ir a buscarlo, lo encontraban semicalato y totalmente relajado. Es tan poco respetuoso de las normas, que indultó a Fujimori zurrándose en toda la normatividad existente sobre ese tema. Y se lo advirtieron, pero él, erre con erre.Su vida es hacer negocio, hacer plata, sacar lonjas; y logra siempre sus propósitos aunque se lleve de encuentro los encuadramientos legales. Invariablemente encontrará una salida. Por eso es que está donde está. ¿Se acuerdan que de buenas a primeras negó todo tipo de relación con Odebrecht? Manuel Dammert, Juan Pari y Francisco Durand, les conocen todas sus movidas, todas controvertidas y grises; el desaparecido Javier Diez Canseco, en su momento, abrió la caja de Pandora. Y últimamente Marco Sifuentes, le ha puesto la cereza a la torta. Por eso es muy dificil, decía arriba, que me trague el sapo del supuesto agravamiento de las dolencias de PPK; o que sea un santo varón en lo que atañe cumplimiento de las reglas impuestas por el juez para su detención domiciliaria. Toda su vida está llena de pendejadas, dentro y fuera de los gobiernos de los que formó parte. Lo particular ahora es que está usando bien, para sus fines,los ochentaitantos pirulos que lleva encima, sus dolencias cardiacas o no, y como siempre, el color de su piel. Conociendo a la perfección la idiosincrasia nuestra, la está pintando de viejito indefenso, enfermo, sin familiares, sin un perrito que le ladre. Tremenda lagartija.





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