martes, 9 de julio de 2019

¡Yaparió!


¿Yaparió? ¿Así se llama la calle? me preguntó intrigado un amigo que nunca había pisado la vieja Lima, ni mucho menos se había preocupado por tomar nota de la historia de sus calles, barrios, plazuelas, callejones y caserones. Sabía de los orígenes coloniales de la vieja ciudad, pero no estaba al tanto de que en esos tiempos la nomenclatura de la misma estaba a cargo del pueblo, que en cada nombre - lo decía don Ricardo Palma- escondía "una historia, un drama, una tradición".

La calle Yaparió responde a las vicisitudes de una madre de familia de los años coloniales, cuyo parto demoró más de la cuenta: 10 meses. La Lima de entonces que tenía el tamaño de un pañuelo se preñó de curiosidad por saber el desenlace de la historia, hasta que finalmente se soltó la bomba: ¡Ya parió!, bautizando la calle por los siglos de los siglos.

Dicha callejuela está ubicada en lo que hoy es el jirón Cañete, entre los jirones Ica y Huancavelica. Para mayores luces, en esa calle existió un billar - estamos en los años 50 y 60 del siglo XX- donde el entonces joven billarista Adolfo Suárez Perret - que llegó a ser campeón mundial en la especialidad- barría con todos sus antagonistas. La fiesta, sin embargo solía terminar cuando aparecía la madre del billarista para llevárselo de las orejas. ¡La vieja, la vieja" gritaban los amigos. "La vieja", terminó siendo el apodo del deportista.Corrían los años oscuros del billar: quien lo prácticaba estaba en la antesala de la vagancia... 

Alonso Cueto, en su último trabajo: La Perricholi, hace referencia a Yaparió,, como también a los peculiares nombres de otras arterias que hunden sus orígenes en los tiempos de las carrozas y tapadas. La Rifa, La Sirena, Mariquitas, Mata siete, Patos, Pelota, Siete jeringas...Para la preferida del virrey Amat las calles y las casas eran seres vivos: "Las calles sabían de todo lo que había ocurrido allí" se lee.

No es de extrañar por ello que en los alrededores de Yaparió tengamos las calles Castilla o Caballos; y también La Milla, Arco y Espíritu Santo, estas últimas en el jirón Callao, que nace en la Plaza Mayor de Lima y termina en la plazuela de Monserrate. 

Lo repetimos, cada una de ellas con su respectiva historia, como sucedía con la calle Arco, donde según lo consigna José Gálvez, desde el siglo XVI se recibía a los virreyes. "En sus esquinas, entre Castilla y Matienzo se alzaba el Arco Triunfal, a la vez de de homenaje y juramento, bajo el cual pasaban los Virreyes", obligados a respetar los fueros de Castilla "y los privilegios y preeminencias de la Ciudad". señaló.

Algunos, impactados por la ola gastronómica, pretenden reducir la vieja Lima a los anticuchos y picarones. Como vemos, es mucho más que eso. Anímese, dese una vuelta por esos rincones capitalinos, se dará con más de una sorpresa.

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