martes, 2 de julio de 2019

¡UNA MAZAMORRA MORADA!




Para combatir el frío de estos días, si se trata de dulces tradicionales limeños, nada mejor que recurrir a una humeante mazamorra morada, quizás también a un sabrosísimo champú, sin subestimar el impacto de una "mazamorra cochina" o un arroz con leche; por citar algunos manjares que nuestros abuelos o padres preparaban en casa, o que también podían saborearse en algunos rincones de la vieja ciudad. Mi compadre Wilfredo Huisa, que vivió en el barrio de Malambito, a algunos metros de la Plaza 2 de Mayo - hoy jirón Moquegua- me recordó hace algunos días la calle Chicherías -cuadra 4 del jirón Cañete, entre Yaparió y la Pampilla- donde justamente existió un córner dulcero regentado por una mujer afroperuana que en la puerta de un callejón, también muy limeño, ofrecía su menú a partir de las 6 o 7 de la noche. El frío empujaba a la vecindad a buscar el dulce de su preferencia, aunque se tuviera que hacer cola para satisfacer el gusto. Ese callejón, como otros puntos añejos del Cuartel Primero, ya no existen. La modernidad se lo llevó de encuentro, primero para ser reemplazado por una construcción que cobijó  un supermercado, que posteriormente cedió el paso a una galería. Los viejos limeños todavía se acuerdan de la calle Chicherías, como tampoco olvidan el callejón dulcero. ¿Y por qué se llamó Chicherías si ahí vendían dulces? se preguntarán algunos. Es que el nombre, en tiempos coloniales, obedeció a la existencia, en esa calle, de locales de expendio de comidas y de bebidas espirituosas, en donde recalaban los viejos limeños luego de una tarde de distracción por el jardín La Aurora, que quedaba donde ahora está el mercado del mismo nombre. David Pino, conocedor de la vieja Lima - a quien debemos la foto de la calle que publicamos- dice en su blog Lima la única, que "se salía del jardín y se seguía comiendo y bebiendo" en las chicherías de esa callejuela Eran los tiempos en que "los perros se amarraban con sanchichas", pero en los cuales los limeños también sabían "irse de boleto", como coloquialmente decimos ahora.

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