No
doremos la píldora. Ayer triunfó la podredumbre en el congreso, la
alianza del mal: el fujimontesinismo purulento, el empresariado que no
le hace ascos a la corrupción porque lo que le interesa es llenar sus
arcas sea como sea, y los defensores de los cuellos blancos, de los
blindadores de todos los mafiosos que debieran hoy estar en la cárcel
pagando sus culpas, pero que siguen haciendo de las suyas gracias
precisamente a la mayoría congresal que ayer eligió al señor Olachea
como presidente de esa instancia del poder estatal.
El
fujiaprismo ha jugado bien sus cartas.Están deslegitimados en las
calles, pero se han podido rearmar en el establo gracias - aunque pareza
paradójico- al propio Vizcarra, que con sus arrestos contra la
corrupción y sus propuestas de reformas judiciales y políticas los
colocó contra las sogas; pero desencuentros salvados una y otra vez, con
los salvavidas lanzados por el propio ejecutivo, porque al fin y al
cabo ambos sectores están vinculados por su defensa a muerte del modelo
económico, imperante en el país, y del sistema que lo cobija.
Desde hace rato el presidente Vizcarra tiene la bala de plata para
acabar con ese estado de cosas en el congreso: disolverlo en aplicación
estricta de la constitución a la que tanto salvaguarda. Hoy mismo, ante
el desvirtuamiento de la esencia de las reformas que envió el congreso,
puede gatillar esa bala, como lo exige el futuro del país, la decencia,
las reservas morales que desde el Perú profundo construyen país, día a
día, hora a hora, superando todos los obstáculos, las agresiones, el
ninguneo, de los dueños del Perú, que son los que a estas horas no dejan
de festejar la elección de Olaechea.
Las ambigüedades y
debilidades políticas del presidente Vizcarra en la toma de decisiones
responden sin duda a su propia extracción social, pero sobre todo a los
compromisos con el capital, con el gran capital nativo y el
transnacional que es el que tiene la última palabra en el coloreado del
país. La resolución adoptada en relación a la explotación del proyecto
minero Tía María en el Sur peruano grafica, ese compromiso, como otros
que tiene en la manga y que seguramente serán expuestos en el discurso
presidencial de este mediodía.
Existe además otro elemento que el
presidente Vizcarra debe estar sopesando. Los pueblos del Sur están
escrespados. La licencia de construcción otorgada a la Southern para el
proyecto Tía María, ha reanimado los ánimos levantiscos de las regiones
de ese extremo del país. Y en el resto del Perú reina la calma chicha.
La ciudadanía está la expectativa, siguiendo al detalle el quehacer
político, pero la falta de organizaciones políticas de fondo, con
enraízamientos a todo nivel, y con programas de transformación de
alcance táctico y estratégico, está jugando en sentido contrario a las
exigencias del momento político.
Con un pueblo alzado, al estilo
Puerto Rico de los últimos días, esa bala de plata ya hubiera sido
gatillada. El pueblo peruano sabe el peso de sus fuerzas: en los 70
arrojó del poder a los militares, en los 90 expectoró a la dupla
Fujimori-Montesinos del palacio de Pizarro. Garra tiene, historia
también, lo que le falta es la politización y organización, a forro, el
futuro de cambio total consecuentemente delineado, independientemente
de los partidos mugrosos que hoy usufructúan del poder. Las vanguardias
políticas de izquierda tienen aquí la palabra, como la tienen también
todas las organizaciones y personalidades progresistas y patrióticas que
aspiren a llegar al bicentenario con la frente en alto.
¿En que
momento se había jodido el Perú? se preguntó Zavalita en la célebre
Conversación en la Catedral, del laureado Vargas Llosa. Como lo dijeron
las personalidades que respondieron a esta pregunta en una edición de
Milla Batres de hace algunas décadas: la gran joda la sufrimos con la
invasión española en 1532; pero las otras jodas la trabajaron los
propios peruanos en los 198 años de vida republicana que estamos
cumpliendo justamente hoy, en situaciones como las que estamos
enfrentando.
¿Vizcarrita habrá tomado nota del trasfondo de la
pregunta de Zavalita? Este mediodía lo sabremos. Sea cual sea la
decisión que adopte - en la que incluso se está jugando la cabeza- lo
más trascendente, a estas alturas del partido, es que nos reafirmemos en
que es el pueblo, y solamente el pueblo, el que podrá hacer realidad
la gran promesa emancipadora y libertaria de la vida peruana trazada por
quienes desde antes de 1821 se jugaron la vida en conquistarla. Ese es
el camino que hay que seguir
Puente Piedra, 28 de julio de 2019
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