No es casual que el fiscal Chávarry y la bankada fujimontesinista,
aseveren que las multitudes que se han lanzado a las calles a pelear
contra la corrupción, sean masas ventrales, de alquiler, dispuestas a
vender al mejor postor sus gritos, sus puños, sus cánticos y consignas.
La derecha en el poder, sus operadores e ideólogos, siempre han
despreciado a ese pueblo, sea cual sea el tiempo y el lugar, tratando
permanentemente de hundirlo en el mundo de la
ignorancia, del embrutecimiento, del sanchopancismo. Uno de los rasgos
del fujimontesinismo, por ejemplo, es el de haber promovido las
clientelas en el campo de la política. Gente que se mueve únicamente en
función del taper, de la propina, del regalo, de la música y del
alcohol, reeditando así, en el siglo XXI, la vetusta política del
alcohol y la butifarra que caracterizó a la oligarquía de principios
del siglo XX, que obtenía de ese modo el voto y la adhesión.
A diferencia de esos escenarios emputecidos por el fujimontesinismo,
las masas que en estas semanas han tomado calles y plazas, han hecho de
la indignación y de la repulsa a la corrupción sus principales motores.
Es cierto que hay todavía mucho de espontaneísmo, de reacciones
instintivas, de rechazo inmediato, pero ello no invalida el potencial, la proyección de esos movimientos.
Lo que falta ahora es superar ese espontaneísmo, hacer de esas
respuestas masivas, posicionamientos conscientes, democráticos, verdaderamente políticos, con un norte meridianamente establecido. Afirmamos por ello que hay un importantísimo magma social que debe ser nutrido de
ideas, de propuestas, de programas, de proyectos de cambio del país. La educación
política de esos pueblos no cae del cielo, se va tejiendo al calor
justamente de esas contingencias de la lucha de clases. La derecha
corrupta que piensa, habla y escribe que ese pueblo indignado solo se
mueve y se moverá al son del billete, nunca asumirá esa tarea. Lo que
siempre buscará son clientelas masas borreguiles y nada más. Corresponde a las vanguardias políticas
asumir esas responsabilidades. Por algo son vanguardias.
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