lunes, 10 de diciembre de 2018

¡Cáspita! ¡Van 47 años!...



Para los tiempos de choque y fuga que vivimos o si usted quiere, de amores fugaces que no volverán, como decía un viejo bolero, llegar a los 47 años de casados es inusual. Pero la verdad, tan granítica como los viejos cerros de Hualgayoc a cuyo amparo nos casamos, es que Elbita y yo estamos cumpliendo esa friolera de años de vivir legalmente juntos. El matrimonio está ahora en crisis, pero allá por los 70 era una convención cuya transgresión, para espíritus heterodoxos como los nuestros, radicaba en las formas. Nada con los noviazgos largos, ni los pedidos de mano, ni las parafernalias atosigantes de las bodas de película, y menos todavía las uniones religiosas...Y ya ven, llegamos a los 47 años felices y contentos, no diremos frescos como una lechuga porque los años no pasan en vano, y, tal y como nos lo propusimos, con dos muchachones de hijos, que son nuestro orgullo. Hay que darles gracias a la vida que nos permitió encontrarnos y flecharnos mutuamente; gracias también a nuestras familias, en especial a los viejos, que con los años llegaron a a entender que la locura juvenil es también una opción de vida; y gracias por supuesto a los amigos de toda la vida, que nos siguen arropando. ¡Y estamos listos para los próximos 47 años! ...

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