¿Sabes a quién se le califica como tumbalafiesta? Son aquellos
personajes que en lo mejor de la fiesta, de la jarana o del vacilón, te
arma un jaleo tal que te trae abajo la reunión, sea porque te armó la
bronca, le dio diablos azules o se pasó de duro...
El presidente
Vizcarra había armado una buena pachanga con su amenaza de referéndum.
Descuadró a los impresentables del chiquero congresal y se metió al
populorum al bolsillo. ¡Por fin parió Paula! exclamó la gente. La
consigna ¡qué se vayan todos! flotaba en el ambiente.
Al día
siguiente de su anuncio, mientras el Perú dormía, la mancada le cayó a
los mafiosos que habían convertido el sistema judicial en un mercado,
para grandes y chicos. Y a pesar que se preguntaban ¿Y que pasó con
Hinostroza, porque no está en la lista de encanados? la batida -
ejecutada por jueces y fiscales probos- sumó puntos para el presidente.
Por eso es que el mandatario, rompiendo el protocolo, se dio un baño de
multitud con ese paseo triunfal por la avenida Brasil. La prensa
independiente y del exterior lo habían colocado en el pico más alto de
su popularidad. Los que ayer nomás lo señalaban de blandengue, tuvieron
que tragarse el sapo, ahora le reventaban cuetes.
Vizcarra,
realmente, no ha hecho nada extraordinario. Simplemente, cazurramente,
apeló a la propia normatividad para descuadrar al aprofujimontesinismo,
ponerlo contra las cuerdas, y amenazarlo con tirarlos a los leones si no
se allanan a la implementación del referendum. Buena jugada sin duda
para jaquear a los impresentables del porquerizo congresal, que por sus
ahora visibles contactos con los mafiosos del sistema judicial, andan
por las patas de los caballos.
De pasache, ha sembrado la
confusión en algunas tiendas que habían hecho de las exigencias de
nuevas elecciones, otra constitución y cierre del congreso, sus banderas
exclusivas de pelea en la actual coyuntura. Ahora van tras el
referéndum.
Todo iba bacán, repito, hasta que apareció el
tumbalafiesta Villanueva, el premier, que lejos de subirse al carro -
sin titubeos- de la consulta popular, vuelve a darle sajidos al
aprofujimontesinismo; es decir, en lugar de mantener la pierna en alto -
como lo ha hecho Vizcarra- vuelve a mostrar su perfil conciliador,
ambiguo, genuflexo, ante la mototaxi naranja. Villanueva, está esperando
todavía, que las reformas planteadas por su jefe, las hagan los
ganapanes naranjas. "Si las hacen, no hay referéndum", ha dicho.
El premier no está borracho, tampoco lo han asaltado los "diablos
azules", menos podemos suponer que esté duro.Lo que pasa es que
Villanueva está revelando ante el mundo las mixturas ideológicas que
viene mostrando desde que se puso el fajín del premierato y a las cuales
no es ajeno Vizcarra, Quiere ponerse al medio, por encima del bien y
del mal, jugar con tirios y troyanos. Por eso es que le hace quecos al
fujimontesinismo, al aprismo, a los fachos de diferentes tiendas.
Los tiros no deben ir por ese lado. El referéndum, estemos claros, no
va a resolver los problemas de fondo del país; pero en su desarrollo,
desde posiciones independientes y verdaderamenre renovadoras, con un
norte programático adecuadamente establecido, y con las masas
organizadas en alza - superando el espontaneísmo y la falta de
centralización- el referéndum, decimos, puede constituirse en una gran
batalla por el liderazgo sostenido del movimiento popular y de
desenmascaramiento de todo tipo de conciliación ideológica y política.
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