El inefable Galarreta, el mismo que defiende las gollerías y
privilegios de los que gozan los ganapanes del congreso, se queja de que
se diga que dicho poder "es una cloaca". Es que realmente, si nos
atenemos a la historia congresal, no ha habido un congreso tan
paupérrimo como el que actualmente hegemoniza el fujimontesinismo y que
para mal de males está pautando la vida del país.
Y no se trata solamente de falta de luces intelectuales, también hablamos -salvo honrosas excepciones-
de indigencia ética, moral. El parlamento actual ha terminado
convertido, como dice el diccionario: "en un lugar muy sucio y que huele
mal", vale decir, en una cloaca, a donde han ido a parar -recurro otra
vez al mataburro- "las aguas residuales" de la política criolla.
En mi niñez y adolescencia, al igual que muchos de mi generación,
aprendimos algo de política leyéndonos de pe a pa los debates
congresales. La derecha no era únicamente número, era también seso.
Había pendejada, maniobra, pero a la hora de los debates sus mejores
cuadros se trenzaban en lances donde la artillería argumental no era de
poca monta.
Hoy, los Becerriles, las Chacón o las Beteta, no dan la talla. Son una caricatura de los otrora representantes de la derecha peruana. Lo han demostrado largamente en las interpelaciones a los ministros de PPK, donde desnudaron sus carencias; lo revelan todos los días en el trabajo de las comisiones.
La comisión Lava Jato es una de ellas. Ayer se presentó Fernando Olivera, ducho en la materia, y en un par de entradas puso de vuelta y media el gallinero. Al fiero Mulder solo le faltó morder, mientras que las señoras Bartra y Beteta, fuera de sí, sepultaban en insultos y amenazas al pendejo de Popy, demostrando que estaban buenas para otros pleitos, menos para la esgrima congresal.
Popy fue citado en calidad de testigo. Llegó orondo con su montón de papeles y su sonrisa cachacienta. Se retiró del mismo modo.Ha trascendido que la próxima vez ya no lo invitarán como testigo,irá como acusado, de grado o fuerza, como en esta oportunidad. Si no cambian a los miembros de esa comisión, tendremos show para rato. La cloaca no da para más.
Hoy, los Becerriles, las Chacón o las Beteta, no dan la talla. Son una caricatura de los otrora representantes de la derecha peruana. Lo han demostrado largamente en las interpelaciones a los ministros de PPK, donde desnudaron sus carencias; lo revelan todos los días en el trabajo de las comisiones.
La comisión Lava Jato es una de ellas. Ayer se presentó Fernando Olivera, ducho en la materia, y en un par de entradas puso de vuelta y media el gallinero. Al fiero Mulder solo le faltó morder, mientras que las señoras Bartra y Beteta, fuera de sí, sepultaban en insultos y amenazas al pendejo de Popy, demostrando que estaban buenas para otros pleitos, menos para la esgrima congresal.
Popy fue citado en calidad de testigo. Llegó orondo con su montón de papeles y su sonrisa cachacienta. Se retiró del mismo modo.Ha trascendido que la próxima vez ya no lo invitarán como testigo,irá como acusado, de grado o fuerza, como en esta oportunidad. Si no cambian a los miembros de esa comisión, tendremos show para rato. La cloaca no da para más.
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