lunes, 21 de mayo de 2018

BALDAZO DE AGUA HELADA


La ultramontana derecha peruana no se lo esperaba, menos todavía en plena escalada reaccionaria. La nominación de monseñor Pedro Barreto como cardenal, es un revés para sus intereses, un baldazo de agua helada para su vocación depredatoria. Conocidas son las ideas y prácticas antiextractivistas del religioso peruano, como suele decir,  en defensa de la vida y de los territorios. En calidad de tal está en la primera línea de fuego contra la contaminación minera en la región central del país, como es también uno de los principales promotores para arrancar la amazonía de los depredadores de todo tipo. En ese sentido, y como miembro de múltiples organizaciones de salvaguarda del medio ambiente, no hay reivindicación de los pueblos que se enfrentan a la agresión del extractivismo minero, petrolero, o agrícola,  que le sea ajena. Como suele estar al lado de quienes sufren el accionar de las mafias de traficantes de drogas y de gente.

En más de una oportunidad ha sostenido públicamente, que "la actividad minera debería tener un respeto irrestricto a las comunidades indígenas, y sobre todo a la dignidad de las personas humanas y al cuidado del medio ambiente". Estas son sus banderas fundamentales y por ellas ha recibido hasta amenazas de muerte, sin que lo hayan hecho retroceder en su batallar cotidiano. de largos años.

La  derecha peruana, a no dudarlo, esperaba  otro Cipriani, el desangelado cardenal, cuya desaprensión por los derechos humanos de los más necesitados, incluyendo a las  mujeres y niños, es universalmente conocido. El cardenal Barreto está en la línea de Francisco y del padre Gutierrez y su opción por los pobres y desamparados. Hubiera sido un contrasentido que el papa -que acaba de provocar un terremoto en  la iglesia chilena por poner contra la pared a los pedófilos con sotana- hubiera elegido a un pupilo del hasta hace unas horas único cardenal peruano.

Es cierto, finalmente, que  el cardenal Barreto no resolverá problemas que tienen hondas raíces económicas y políticas, pero su palabra ante la opinión pública y su ministerio entre los pobres de la iglesia católica, serán de gran ayuda en las batallas venideras de los pueblos que se alcen contra los abusos e irracionalidades del extractivismo neoliberal. 

El extractivismo tiene hoy una gran piedra en el zapato.

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