El Perú oficial, que hasta con sus suspiros llena las páginas de los
diarios y los espacios de los medios de comunicación, no sabe la
trascendencia de la pérdida de Olivia Arévalo Loma, la lideresa
shipibo-konibo, asesinada a tiros en el corazón de la amazonía peruana.
Para empezar, con ella suman más de 70 los indígenas que en los últimos
tiempos han perdido la vida a manos de los neocaucheros de la amazonía
peruana, que a sangre y fuego o coimeando a diestra y siniestra, han
sentado sus reales en los territorios de los pueblos amazónicos. Pero
hay más: Olivia Arévalo, era una sabia indígena, una conocedora del
mundo espiritual y material de la amazonía; sabiduría que la ejercía en
la práctica del chamanismo, una de las instituciones culturales más
importantes de esos espacios sociales. Contar con 81 años y poseer esa
sabiduría que pocos mortales la poseen, hizo de Olivia Arévalo una
verdadera lideresa, ejemplo de ejemplos para los predios urbanos,
criollos, donde basta con meter la mano al bolsillo para alcanzar el
"liderazgo"...El asesinato de Olivia ha merecido una atención secundaria
en los medios de comunicación, concretamente en sus secciónes
policiales; aunque no han faltado voces, lamentos, reclamos oficiales
para que "haya justicia". Palabras huecas, de hipócritas contumaces,
para quienes el Perú es Lima y punto. Hablan de diversidad, de
pluralidad cultural, de multilingüismo, de heterogeneidad
religiosa...cuando en los hechos, en el día a a día, consideran a los
indígenas amazónicos o serranos, como ciudadanos de tercera. ¿Recuerdan
el floro del ex presidente García sobre los perros del hortelano,
vertebrado excusivamente para limpiarle el terreno a los neocaucheros
extractrivistas depredadores del medio ambiente? Desde el Perú oficial
dirán, ese fue García y el apra, estamos en el 2018. Cierto, pero el
desdén, el ninguneo, el desprecio, persiste. La Defensoría del Pueblo
acaba de revelar que el presupuesto para la educación intercultural
bilingüe acaba de ser reducido en más del 50%, lo que impedirá
justamente que ese mundo, que esa cosmovisión amazónica interactúe
creativamente con el raciocinio occidental. Quitarle recursos a esa
educación intercultural, es invisibilizar, una vez más, al Perú
realmente existente. Por obra y gracia de la tecnocracia neoliberal y de
sus congéneres: los operadores políticos de la gran burguesía en el
Ejecutivo y en el Congreso, sea cual sea las sedas partidarias que
vistan ahora. Que la muerte de Olivia Arévalo Lomas, nos permitan
reflexionar sobre ese etnocidio que se está produciendo ante nuestros
ojos...
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