jueves, 26 de abril de 2018

¡GRÁBALO PERÚ!


Este es el rostro de Eyvi Ágreda, la joven de 21 años a la que un desquiciado le prendió fuego en Miraflores por negarse a aceptar sus requerimientos sentimentales. El caso ha espantado al país; hecho que se produce inmediatamente después del asesinato a balazos de la lideresa shipibo-konibo Olivia Arévalo en el corazón de la amazonía y de otras tantas agresiones contra la mujer en diferentes puntos del territorio. Como era de esperarse, la indignación de la opinión pública ha sido inmediata: Eyvi y Olivia simbolizan la necesidad de resistir una pandemia que está destrozando la vida y el futuro de miles de mujeres. Las mismas autoridades, han vuelto a reeditar su ritual: rechazo, promesas de leyes, declaraciones altisonantes etcétera, pero en los hechos ni mierda, como escribe una encolerizada cronista de un diario local. Es que esa pandemia, en una sociedad como la que vivimos, tiene hondas raíces económicas, sociales, ideológicas, culturales. El machismo o el patriarcalismo imperantes, hoy son fenómenos consustanciales al capitalismo, a las desigualdades que genera, a las degeneraciones que propicia en su desbocada avidez de lucro. Por ejemplo, las diferencias salariales, que ensanchan las arcas de los explotadores, agravian la dignidad de las mujeres, su autoestima; , alimentando de paso la supuesta superioridad del hombre y el machismo, que considera a la mujer como la última rueda del coche; a la que se puede poseer, explotar, acosar, golpear, insultar, violar, matar o incendiar, porque el entorno social, los justificativos culturales e ideológicos, asimilados desde la cuna constituyen un excelente caldo de cultivo para ello. En ese sentido, más cárcel, más penas, más rigores...podrán paliar el fenómeno, pero no liquidarlo, siempre se mantendrá, rebrotará o alcanzará nuevas dimensiones. Es indispensable por ello, además de denunciar multitudinariamente la pasividad real de las autoridades y exigir justicia para las afectadas, emprender campañas integrales, totalizadoras, de concientización sobre los alcances del problema y en torno a las demandas del presente y del futuro; deslindando en este terreno con quienes se pasan la vida dando vueltas sobre los efectos, soslayando interesadamente o no las causas del mal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario