miércoles, 14 de marzo de 2018

LA TELARAÑA DEL PODER


"Todas las operaciones de aportes eran hechas 
con mi autorización y a través mío.Si alguien
 más participó de eso era por orden mía"
Jorge Barata


Hace bien IDL-Reporteros en poner a disposición de la ciudadanía peruana el registro grabado de las declaraciones de Jorge Barata a los fiscales peruanos en Sao Paulo.

Lo decimos porque de esta manera y como debe ser, se busca involucrar a los ciudadanos comunes y corrientes con un testimonio que si bien en sus aspectos fundamentales ya se conocía, estaba cargado con las mediaciones interesadas de unos y otros. En esta oportunidad, el registro en bruto, línea por línea, nos permite articular una visión más directa de los intersticios de unas negociaciones que dejan por las patas de los caballos a sus actores: corruptos y corruptores; pero que ante todo pone al sol la telaraña del poder económico y político en el Perú, las formas como se va tejiendo, y la responsabilidad de los actores, principales y secundarios en el tramado.

Para empezar, Barata, no es un advenedizo ni un personaje segundón en la tramoya ilegal tejida por Odebrecht y sus peones de brega en el Perú. Y no solamente por los altos cargos que desempeñó a nombre de la empresa brasileña. El ex superintendente ha vivido cerca de 20 años en nuestro país, tiempo que le ha permitido no solamente conocerlo palmo a palmo, o hablar a la perfección el español, sino también intimar con las cabezas de la burguesía peruana, y tomar nota  de sus virtudes, defectos y debilidades, así como de sus gremios y partidos políticos que la representan, incluyendo a sus capitostes, de los que conoce sus vidas, milagros y maneras de ser.

Conocimiento que le permite decir que José Chlimper, secretario general del partido de la señora Keiko, es un "peruano estilizado"; o que la burguesía peruana -así como la oligarquía peruana de la República Aristocrática definía comportamientos en el viejísimo club Nacional- en los días que corren, esa burguesía prefiere los almuerzos o los cócteles. En estos eventos empresariales - así los llama Barata- que se efectúan 2 o 3 veces a la semana, los hombres fuertes del empresariado peruano - presidentes y directores de gremios- afinan sus criterios. "Eran parte del día a día empresarial", afirmó el ex capo de Odebrecht en el Perú.

II

Sabe también Barata que esa burguesía a la hora de defender sus intereses puede estar  con Dios o con el diablo. No por algo cita a Roque Benavides o a Gonzalo Prialé, que simpatizaban con Fuerza Popular, "aunque varios de ellos decían que eran apristas también o de otros partidos". Vale la pena aquí recordar al viejo Romero, ex hombre fuerte del Banco de Crédito, quien en un reportaje afirmó hace varios años  que él solía aceitar a todos los partidos de la derecha. Hombre precavido por cierto.

¿Por qué apoyar a Fuerza Popular o a los partidos que están en el poder?  Barata lo dice con todas sus letras luego de reconocer la gran presencia del fujimontesinismo en el aparato estatal y en el país, y la existencia "de un grupo muy grande de empresarios que tiene afinidad con ese Partido". Las empresas necesitan sobrevivir,  confesó ante los fiscales.

Es indudable que para el ejecutivo brasileño sobrevivir  es sinónimo de durar, perdurar, seguir existiendo, con todas las ventajas que otorga el orden capitalista vigente. El cheque de 10 mil dólares que doña Keiko recibió de Odebrecht en 1998 - cuando ella oficiaba de primera dama de la Nación y de jefa de la fundación Por los Niños del Perú- no era altruismo puro. Era un mensaje, un "cañoncito de Castilla",una manera de abrirse paso para posicionarse en el mercado peruano.

Odebrecht, ha dicho Barata, buscaba abrir puertas, "para poder tener acceso a los gobiernos de turno y poder facilitar nuestra vida en el país". El poderoso don dinero fue su "pata de cabra", para recibir el "trato diferenciado" de esos gobiernos y de sus parlamentos, a cuyos congresistas también masajeó financieramente, ganaran o no las elecciones. "Entendíamos que el Poder Legislativo también tiene un papel muy fuerte en el proceso de un país", señaló.

En el 2011, Odebrecht, según Barata, solventó la campaña de cuatro candidatos presidenciales - los de mayor opción eran Ollanta, Keiko, Toledo y PPK- y los de sus representantes en el congreso. Barata fue enfático, sufragó los gastos de  "todos los partidos, a todos".

En este contexto no se necesita tener dos dedos de frente para entender las razones por las que la Confiep, en ese mismo proceso electoral, hizo una chanchita entre sus afiliados  -Odebrecht apoquinó doscientos mil dólares- para garantizar - aunque ellos dicen que no- el triunfo de la señora Fujimori. ante los temores que irradiaba el comandante Humala y su programa de reformas. La jefa del fujimontesinismo no ganó, pero los empresarios se encargaron de rodear y desfigurar desde adentro el programa del milico, al que finalmente le castraron sus veleidades de cambio.

III

Las movidas financieras, que relacionaron a Odebrecht y  a los partidos políticos se hicieron bajo cuerda, tras bambalinas, conspirativamente. Los pagos se hacían al margen de la contabilidad de la empresa, "sin contrato, sin recibos, sin factura...Y no eran declarados a la Sunat...Era dinero que no pasaba por las cuentas de Odebrecht", reveló el brasileño. Del mismo modo, con la mayor discresión se hacían los pagos, contantes y sonantes, a la mano, en casas especialmente seleccionadas, con operadores escogidos. Para Barata - como también para los empresarios peruanos, lo han manifestado los señores de la Confiep- esos pagos "no son ilegales", pero si "mal vistos", por lo que unos y otros se esmeraban en guardar las reservas del caso.

Es evidente que aquí estamos frente a la clásica estulticia de la burguesía, incluyendo a la peruana, que siempre nos ha vendido y vende una democracia multicolor, inclusiva y equitativa, cuando en los hechos lo que impera es una dictadura del capital, que se articula y opera a la sombra de tramados como los revelados por Barata o el propio Odebrecht.

La burguesía, aquí o en la Cochinchina, requiere controlar el poder político omnímodamente, con buenas o malas artes. Lo que se está conociendo por las investigaciones de los fiscales peruanos o brasileños sobre el accionar de empresas como Odebrecht,  y sus ramificaciones internacionales, ha sido una práctica común a lo largo de la historia del capitalismo, signada por la búsqueda del lucro, y que en el Perú también ha sido moneda corriente desde el siglo XIX. 

Con el neoliberalismo, esas prácticas se han ampliado y profundizado. La corrupción, por ejemplo, que en los 90 se concentraba en determinados puntos del aparato estatal, hoy se ha extendido y profundizado, ha hecho metástasis, pero al mismo tiempo en su desbocamiento ha generado una crisis estructural que ha puesto contra la pared justamente a todos los partidos derechistas a los que Odebrecht, vía Barata, patrocinó.

Sigamos por ello leyendo y releyendo el testimonio de Jorge Barata para seguir reflexionando sobre el presente y el futuro del país.



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