Sea cual sea el desenlace de la sesión congresal de hoy, lo peor que
podría ocurrirle al movimiento popular es bajar los brazos en su lucha
contra el golpismo. Si PPK es defenestrado y con él se van sus
vicepresidentes, el poder habrá caído en manos de la emperatriz.
Galarreta es y será siempre su monigote. Y hablar de elecciones con el
fujimontesinismo es como hablar de la inmortalidad de los zancudos. Así
nacieron y así morirán: divorciados de la legalidad, de la política
sana, de la ética...Y si de otro lado, PPK escapa de la guillotina, la
ferocidad del fujimontesinismo se centuplicará, a pesar de los arrebatos
felinos de última hora del todavía jefe de Estado. En el pueblo y sólo
en el pueblo reposará su presente y futuro: en su capacidad de
movimiento, en sus respuestas tácticas y programáticas, en su política
de alianzas, en su perseverancia sistemática -extraña a los meros gritos
espasmódicos- en su capacidad para -con plena independencia ideológica y
política- diseñar y avanzar hacia la conquista de sus sueños. En otros
términos, las reacciones populares de indignación contra el golpismo de
la ultraderecha y la corrupción, esté donde esté, no deben ser flor de
un solo día en la resistencia democrática. Que las fiestas pascuales, la
visita de Francisco o el regreso de Paolo a la selección de fútbol no
nos distraigan más de la cuenta. Eso es lo que busca la derecha, esos
son sus dardos almibarados de hoy...

No hay comentarios:
Publicar un comentario