Abortó la vacancia presidencial contra PPK. Aparentemente el primer
plato estaba servido para ser fácilmente engullido por el golpismo
fujimontesinista. Vacancia, toma del TC, defenestración del fiscal de la
Nación, era el menú. La soberbia y la prepotencia en la mayoría
congresal era desbordante. Los votos, sin embargo, les fallaron. No
estuvieron los 87 fedayines: entre propios, topos y tontos útiles, con
las justas arañaron los 79 votos de los 87 que supuestamente estaban
seguros.
¿Qué ocurrió?
Es indudable que PPK y su cogollo
tecnocrático tuvo bastante que hacer en el tema. Tarde, pero se
empilaron. Aunque las sumas y restas de los negocios del gringo todavía
no cuadren y merezcan una mayor atención, sin embargo el llevar a Borea
Odría como abogado fue un acierto. Se despachó una clase magistral ante
un auditorio donde la mayoría naranja prefería los juegos de sus
celulares ante lo que seguramente consideraba una soporífera exposición.
La verdad, empero, era que el abogado hizo recordar al congreso de
otros tiempos, donde los parlamentarios de derecha e izquierda se
enfrascaban en una verdadera confrontación de ideas y no de insultos
como hoy ocurre.
Las conversaciones de persuación a los dudosos o
mal informados, también funcionaron. Sin lugar a dudas, los ppkausas
hicieron bien su trabajo, teniendo en Kenji Fujimori a un aliado. Fuerza
Popular se quebró. La hasta ahora monolítica unidad naranja se hizo
trizas. Los insultos, las amenazas, la humillación contra el engreido
del caco de la Diroes, le pasaron la factura a los felpudines de la
emperatriz. Kenji, le desinfló las llantas a la mototaxi.
El Apra
volvió a mostrar sus fisuras. Es evidente que Del Castillo y Mulder
juegan sus propios partidos; mientras que en el partido de la
universidad César Vallejo, firmante de la moción de vacancia, finalmente
recularon. Primó la sensatez. No ocurrió lo mismo en el Frente Amplio,
convertido en el brazo armado del fujimontesinismo. ¡Triste final del
cura Arana!
No obstante la importancia de lo actuado en los
espacios del ejecutivo y el congreso, pienso que lo más trascendente de
la coyuntura estuvo en las calles y plazas de Lima y provincias, en las
denuncias sistemáticas contra el golpismo de la prensa independiente y
el piqueteo de las redes sociales. El pueblo y sus vanguardias
políticas, gremiales, culturales y artísticas, desempeñaron un papel de
primer orden en la derrota del fujimontesinismo.
Ese apoyo
democrático masivo, pero independiente de los tejes y manejes de los
gobernantes, en especial de los mafiosos, clarificaron el panorama: el
fujimontesinismo no la iba a tener fácil. La vacancia, como punto nodal
del golpismo, iba a abrir una capítulo especial en la historia de las
luchas populares. Más de uno de los congresistas, aparentemente alineado
con el golpismo, se vio obligado a pensarlo 2 veces...
Pero la
faena no ha terminado. La fiera está herida. Esas derrotas duelen más
porque la victoria parecía estar al alcance de la mano. Hoy, el peligro
se acrecienta. La embestida contra el TC y el Ministerio Público, claves
para ganar la impunidad, no desaparecerá, teniendo en cuenta que los
informes de los fiscales brasileños sobre Odebrecht y los pagos a los
políticos peruanos - Keiko y Alan entre ellos- estarían por llegar a
Lima. Las cabezas de los fiscales y de los jueces del TC, tienen precio.
Ese pueblo en movimiento tiene además que arreglar cuentas con PPK. Las
sumas y restas de sus negocios, decíamos arriba, no están claras. Se
impone una investigación a fondo ¡ya! como asimismo es urgente que esas
masas en movimiento recuperen su fuerza y energía para exigir a los
gobernantes el cumplimiento de sus demandas más sentidas. No deben haber
cartas blancas para nadie. La lucha contra la corrupción es
indesligable del combate por mejores condiciones de vida, trabajo y
salud. La promesa de la vida peruana, de la que nos hablóa Basadre, una y
otra vez, debe estar en el centro de la atención de nuestros pueblos.

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