Las fieras están heridas.
El interrogatorio fiscal a Odebrechet, capo de capos de la cutra latinoamericana, los ha dejado en mal pie.
El rostro desencajado de la emperatriz en el video que está circulando
lo dice todo. El circo armado por su manada en el congreso, fue, a todas
luces, un engañamuchachos.
Los aprestos para el golpe blanco,
denunciado por analistas independientes, cobran ahora mayor urgencia
para quienes saben que el suelo de la impunidad se les está
resquebrajando.
Del ejecutivo no esperemos nada, que no sea complicidad en los hechos, fragilidad, inutilidad, verborrea...
Es la ciudadanía la que tiene que manifestarse. No solamente de pelotas
vive el hombre. El presente y el futuro de la democracia está en sus
manos. Siempre ha sido así.
Y en esas circunstancias, las calles
y las plazas siempre han sido los mejores escenarios de ese batallar
cívico, político, independiente, por la democracia.
Pongámonos de pie.
Que se pronuncien todos los hombres y mujeres de buena fe que hace poco
nomás, desde abajo, arrojaron al fujimontesinismo del poder y mandaron
a la cárcel a sus siniestros cabecillas.
Sus herederos quieren repetir el plato. No lo permitamos.
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