viernes, 15 de septiembre de 2017

O VACANC IA PRESIDENCIAL O CIERRE DEL CONGRESO


La cancha está demarcada: o vacancia presidencial o cierre del congreso. Luego del choteo al gabinete Zavala, esa es la disyuntiva que aparece nítidamente en el horizonte político peruano. Sin contar, claro, al pueblo, que todavía está en el balcón, mirándose el ombligo, o pensando en los hipotéticos goles de Paolo en La Bombonera.

El pleno de ayer, donde se censuró al gabinete, fue altamente ilustrativo. No solamente porque los biceps fueron los que llevaron la voz cantante, sino porque el fujimontesinismo se fue de boca. Huérfanos de neuronas, en medio de los insultos y adjetivos de todo calibre, soltados por la  dupla Alcorta-Becerril  hasta por el último de los pinches de esa bancada, se hizo la luz en torno a las intenciones de la jefa: le están preparando la cama a PPK para endosarle una acusación constitucional, vacarlo en la presidencia y hasta fondearlo en alguna prisión.

La participación de PPK en las movidas fangosas de Odebrecht, es el gran sustento de la estrategia golpista. Ya le hicieron llegar un pliego de preguntas a ser respondidas ante una comisión que preside nada más ni nada menos que la señora Bartra, conocida ultrakeikista. Ayer, en el hemiciclo, el fujimontesinismo se bandereó con  el caso y limpiaron el piso con la figura presidencial y su supuesta participación en los megachanchullos de esa empresa brasileña como también en otras grandes cutras, de las que el colorado se habría beneficiado en su calidad de ministro de Toledo e incluso ya como inquilino de palacio.

No hay que ser adivinos, ni tener 5 dedos de frente, para darse cuenta del tramado. La jefa quiere estar en palacio y en su obnubilación, por lo menos de dientes para afuera,  no teme el cierre congresal, mucho menos una nueva elección. Becerril, el matón de Tumán, fue bastante explícito. El calor popular, dizque, devolvería al fujimontesinismo al congreso, ya no con la mayoría actual sino con "100 congresistas naranjas".

PPK, por su parte, hay que aceptarlo, se la jugó ayer, tardíamente, pero cruzó el Rubicón. Lo que no se sabe es si es capaz de seguir avanzando o de apoltronarse en el camino. Si se queda es para amagar un pacto con sus adversarios. Condiciones hay. Todo el mundo sabe que ideológicamente no hay una pared que separe al liberalismo ppkausista del autoritarismo cuasifascista del fujimontesinismo. Ambas corrientes son defensoras a muerte del sistema establecido y del modelo económico imperante, caros ambos a la gran burguesía y transnacionales que usufructúan de ellos.

Hasta el momento, PPK y su cogollo tecnocrático, en su relación con el fujimontesinismo, han empleado las rodilleras a fondo. En la nueva situación, si de cerrar el congreso se trata, tiene que despojarse de ellas. Y sin salirse del mismo encuadramiento democrático burgués, trabajar con habilidad esa salida para lo cual, claro está tiene que dejar los palos de golf a un lado, lo mismo que la sonrisa o los bailes cojudones, que lo presentan como un calzonudo al mango. 

Dos palabras sintetizan lo que podría ser el camino de PPK: estrategia y cojones. La presentación de la moción de confianza al gabinete Zavala podría hacernos suponer que algo hay al respecto. En cuanto a lo segundo, vale la pena recordar una anécdota del general Velasco. Aparentemente sin fuerzas, en cama, luego de haber sufrido la amputación de una pierna, sus adversarios le pidieron la renuncia a la presidencia. Con esa voz milica, de mando, que lo caracterizaba les respondió: A mi señores, me han amputado la pierna, no me han amputado los huevos...




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