sábado, 3 de junio de 2017

UNA BURGUESÍA PENDEJA


¡Qué tales pendejos!

Así que en Panamá una destacada y bien marketeada empresa peruana estaba vendiendo leche que no era leche.

Mientras que otros empresarios, también peruanos, están vendiendo pisco en Chile, pero con el nombre de "aguardiente de uva" para no herir la susceptibilidades de los piratas chilenos que a la mala se han apoderado de la marca pisco, como se apropiaron de Arica y Tarapacá.

¿Y ese tal Balarezo, hombre fuerte de la Confiep y de Capeco, que se hizo humo después de ser sentenciado a prisión por haber falsificado facturas para levantarse más de 5 palos del Estado?

¿Y esos otros "capitanes de empresa" embarrados hasta las orejas en sus negociados con Odebrecht, pero que hoy tiemblan como perros en moto ante destapes que pueden hundirlos en la cárcel?

Y etcétera, etcétera...

Realmente no debe llamarnos la atención ese rasgo delincuencial de la burguesía nativa. Emergieron del fango del guano y del salitre en el siglo XIX; y a lo largo de su existencia. hasta el presente,  no solamente han dado muestras de su naturaleza antidemocrática y entreguista, sino también de vivir divorciados de la ética, de las buenas costumbres, de las buenas artes para hacer negocios, y de las aspiraciones por construir un país que hiciera realidad esa promesa de la vida peruana de la que nos hablara Basadre.

En los 90, para no irnos muy lejos, llenaron sus arcas poniéndole el hombro a la dictadura fujimontesinista, silenciando los crímenes, robos y estafas de la dupla Fujimori-Montesinos y su cogollo. No es casual por ello que en la actualidad se hayan sumado al coro que trata de liberar sí o sí al gran caco de la Diroes.

Retomando a Basadre, camino hacia el bicentenario de la Independencia del Perú hay que puntualizar que para el maestro sanmarquino  "no se trataba simplemente de cortar la sujeción política a España...La Independencia fue hecha con una inmensa promesa de vida próspera, sana, fuerte y feliz" (En paraíso en el Nuevo Mundo) nos recalcó una y otra vez.

Esa burguesía pendeja, la que en el siglo XIX lanzó el grito de ¡primero los chilenos antes que Piérola! nunca ha dado la talla para liderar ese proceso. Bien se ha dicho que en el Perú la burguesía ha sido siempre una clase dominante, nunca una clase dirigente, anclada en la historia, en la cultura, en la idionsicrasia, en los sueños de los pueblos del Perú.

En la célebre célebre discusión  Haya-Mariátegui, cuando el primero le reventaba cuetes a la burguesía peruana, a sus supuestas potencialidades nacionalistas, democráticas y revolucionarias, poniéndola al  nivel de la burguesía china, el Amauta fue muy claro al escribir que "el chino noble o burgués se siente entrañablemente chino"; no ocurre lo mismo, señaló, con la burguesía peruana, que al igual que la aristocracia "desprecian lo popular, lo nacional". (Punto de Vista Anttimperialista).

Esa burguesía que vende gato por liebre, que se pone rodilleras para hablar con los chilenos, que le roba  al fisco para repletar sus faltriqueras, o que ha reeditado en el Perú los tiempos del capitalismo salvaje, esa burguesía pendeja decíamos,  sirve para explotar un país, para dominarlo, no para dirigirlo.



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