Sin querer queriendo el doctor Dargent, de la Universidad Católica, nos ha señalado que la política bien puede jugarse como se juega el fútbol, con inteligencia, pero también con fuerza.
¡Hay que poner la pierna fuerte! les ha espetado a los ppkausas, que al borde de una crisis de nervios no atan ni desatan ante la furiosa embestida del fujimontesinismo."No se confronta con lamentos ni poniendo la otra mejilla", ha escrito el profesor.
En el fútbol, bien lo sabemos se pega, pero claro, tratándose de los medrosos y modocitos tecnócratas que hoy nos gobiernan, tienen que aprender a pegar, como bien lo indica el reconocido politólogo.
En esa lógica, no hay que darle solamente a los Becerriles o Galarretas. Hay que repartirle y bien a la directora técnica, la eminencia gris de la matonería naranja. "Hay que meterla en el pleito", escribe Dargent, porque el matoneo no queda solamente en ellos. No le falta razón, la titiritera está pasando piola.
De mi parte diré que los ppekausas se han metido a la cancha de fútbol con zapatillas de ballet o de tennis. Los fujimontesinistas, todos lúmpenes, lucen tremendos chimpunes con toperoles de acero. Y mientras los ppekausas con su accionar virginal semejan un equipo de seminaristas de primer ciclo, sus contendores nos hacen recordar al rudo Estudiantes de la Plata de los tiempos de Bilardo.
Tan inescrupulosos eran que hasta alfileres llevaban a la cancha para usarlos en el momento oportuno. Era el antifútbol; como el fujimontesinismo practica la antipolítica, es decir, la política emputecida.
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