No nos engañemos. San Marcos, la cuatricentenaria universidad peruana
nunca gozará del aval de la derecha y sus corifeos. El desencuentro es
histórico, visceral. Se inició cuando la vieja casa de estudios, a
iniciativa de sus avanzadas docentes y estudiantiles, rompió el cordón
umbilical, ideológico y político que los relacionaba, que permitía, por
ejemplo, que los propios cuadros de la caverna se formasen en los
claustros sanmarquinos. Con esa Universidad, la reproducción del
sistema estaba asegurada, sin dudas ni murmuraciones. Pero cuando los
claustros comenzaron a democratizarse y el pensamiento verdaderamente
científico y humanístico, crítico y reflexivo por naturaleza, sembró de
primaveras los ambientes de la Casona, el reducto histórico sanmarquino,
la derecha se espantó y huyó, aunque tratando siempre, desde el poder,
de ponerle piedras a la universidad o de ahogarla, para domesticarla.
Citando un caso: esa derecha, de rancio espíritu colonial y entreguista,
nunca le perdonó a los estudiantes sanmarquinos el haber impedido que
Richard Nixon, el vicepresidente de los Estados Unidos hablase en la
Casona. El halcón llegó altanero, rodeado de policías y soplones. Los
estudiantes no arrugaron. Posicionados en La Casona y en el Parque
Universitario, le cerraron el paso con todo lo que tenían en la mano.
Nixon tuvo que recular y volver a su hotel en la plaza San Martín y
hasta aquí llegaron los estudiantes, repudiándolo. Cuando le preguntaron
a los estudiantes las razones del rechazo, los dirigentes respondieron
con firmeza: "Nunca dejaremos hablar al representante de un régimen que
apoya a las dictaduras criminales que asolan América Latina". Se
referían al apoyo que Estados Unidos - corría mayo de 1958- brindaba a
regímenes como los de Venezuela, Colombia, Cuba, Paraguay...En el Perú,
hasta 1956, había respaldado a la dictadura odriista. Para la derecha,
como ustedes pueden imaginar, la rebeldía sanmarquina era una felonía.
En este contexto hay que ubicar el maltrato y la demonización que están
sufriendo los docentes, estudiantes y trabajadores sanmarquinos, por el
solo motivo de reclamar contra los abusos y atropellos de sus
autoridades. (Fotos de Life)
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