jueves, 20 de abril de 2017

LOS SOPLONES


Cayo Mierda es uno de los personajes centrales de Conversación en La Catedral, una de las obras cumbres de Mario Vargas Llosa. Lo que muchos no saben es que ese personaje siniestro existió y que el propio Nobel, en ese tiempo un aguerrido estudiante sanmarquino, fue una de sus víctimas. Durante el ochenio odriista (1948-1956) Cayo fue el brazo derecho del dictador, el general Odría, encargado de la represión a la oposición. El soplonaje fue uno de los mecanismos que implementó para alcanzar sus propósitos. Era una verdadera red de informantes, algo así como los ojos y oídos del régimen, que distribuidos estratégicamente informaban diariamente - soploneaban- lo que ellos consideraban peligroso para la dictadura. Eran tiempos donde no se conocía el pinchazo telefónico, mucho menos el espionaje electrónico. Si nos atenemos a lo dicho por uno de los neomandones del fujimontesinismo, el soplonaje se ha vuelto a institucionalizar. Tiene como tarea informar a los seguidores del caco qué se hace, qué no se hace, o qué se dice en los predios estatales. "Estamos bien informados" ha dicho el vocero naranja sin mayores aprensiones. Lo que no ha dicho es quien es el nuevo Cayo Mierda, encargado de procesar el trabajo de los soplones...

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