miércoles, 19 de abril de 2017

PROHIBIDO PROHIBIR


El profesor, un reputado filósofo sanmarquino, ingresó a clases con la puntualidad que lo caracterizaba. Acomodó sus papeles y se reenganchó rápidamente con el tema que había empezado a tratar en la clase anterior: la noción de sustancia en Aristóteles. El salón, como siempre reventaba, era un lleno de bandera. Hombres y mujeres, casi todos jóvenes, ávidos de escuchar al maestro se habían disputado bulliciosamente la mejor ubicación, pero apenas ingresó el profesor, un silencio brutal tomó por asalto el ambiente. Y ahí estaba el maestro, desmenuzando el pensamiento aristotélico con la sapiencia de siempre. Pero pronto, muy pronto, se percibió cierta inquietud en el veterano docente. Tosía y se secaba el sudor a cada momento, Algo no andaba bien. El calor, el amontonamiento humano, las viejas pizarras, las tizas...Hasta que se hizo la luz. Señorita - dijo el docente- ¿podría tener la amabilidad de sentarse en otra carpeta? No dijo nada más, pero todos se dieron cuenta de lo que estaba pasando. La guapa morocha, azorada, se puso de pie, revelando la fuente de la turbación: lucía una espectacular minifalda, idónea para las piernas de leyenda que se gastaba. Con esa exuberante demostración de fuerza femenina en primera fila, el maestro no podía continuar...Pero por supuesto que a ese docente ni a ningún profesor sanmarquino de esos años - segunda parte de los 60- se le ocurrió prohibir el uso de la minifalda en los espacios de la vieja universidad. El uso de esa prenda, como el de los cabellos largos en los varones o el uso del bluyin en ambos sexos, formaba parte de toda una revolución juvenil que si bien se había iniciado en Europa se extendió rápidamente por el resto del planeta. Los jóvenes iconoclastas no querían vestirse conservadoramente como sus padres, como sus abuelos. ¡Afuera el saco y la corbata! ¡Afuera las faldas largas! Los maestros sanmarquinos entendieron el momento. Creo que el histórico ¡prohibido prohibir! que enarbolaron los jóvenes parisinos del 68, se escuchó primero en los claustros de la cuatricentenaria...

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