Con sinceridad, yo no creo que el ministro Saavedra sea la última
chupada del mango. Como tampoco pienso que su reforma educativa, de
clara factura neoliberal, sea la panacea para los crónicos problemas
educativos del país. Lo que si sostengo, basado en la historia y en la
experiencia propia, es que nunca ha habido una interpelación tan mala,
ni inquisores tan mediocres como los que se lanzaron como galgos contra
Saavedra en la última función congresal.
Las interpelaciones siempre escuelearon a las masas. De uno u otro lado
lado se esgrimían ideas, argumentos, proyectos, contrastes sostenidos.
Lo que el fujimontesinismo lanzó contra el interpelado fue simplemente
basura. Por eso es que, ubicándonos pulcramente en los marcos de la
democracia parlamentaria el juicio al ministro fue un un fiasco.
Saavedra tiene toda la razón del mundo al decir ¡no renuncio! Lo que
este ministro, al igual que PPK y sus tecnócratas se resisten a aceptar
es que el guillotinamiento del titular de educación no es sino parte de
un plan mayor que los pupilos de Fujimori y Montesinos, han articulado
para hacerse del poder total en el Perú. La experiencia latinoamericana
nos indica que en los días que corren los golpes ya no se dan en los
cuarteles, como antaño ocurría. Hoy se traman y se ejecutan en los
parlamentos donde las fuerzas del oscurantismo, trenzadas en intereses
subalternos, dejan sin piso a los presidentes que no gozan de sus
simpatías. El fujimontesinismo, apunta a eso, tiene un peso congresal
determinante, aliados como el Apra, y tontos útiles en las propias
filas pepekausistas - Sheput, Techito, Araoz- que son proclives al
maridaje con el fujimontesinismo, basados en sus coincidencias
ideológicas y en su temor al pueblo en movimiento. Porque, aunque no
pocos sectores sociales lo admitan, la única vía para pararle los
machos a la lumpenería fujimontesinista es la de la movilización de
todas aquellas fuerzas democráticas, progresistas y patrióticas que en
calles y plazas se opongan a que el Perú se vuelva nuevamente una pampa
donde las leyes, las normas y las costumbres - como ocurrió en los años
90- lo impongan las mafias, los ladrones de cuello, corbata y uniforme,
la prensa putrefacta, y los sicarios. Esa es la trascendencia de las
movilizaciones convocadas para esta tarde en Lima y provincias. En un
contexto de esa naturaleza, con las izquierdas y fuerzas democráticas de
todos los colores y matices fortaleciéndose al lado del pueblo en el
combate mismo, el proyecto golpista del fujimontesinismo puede ser
quebrado.
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