domingo, 6 de noviembre de 2016

EL MARTES 8 LA INDIGNACIÓN GANARÁ LAS CALLES


Las vanguardias estudiantiles vuelven a poner la agenda política de nuestros días. El martes 8 de noviembre, lo han señalado públicamente, será un día de combate en todo el país. La ciudadanía, respondiendo a la convocatoria juvenil, saldrá a las calles y plazas para denunciar al fujimontesinismo, que haciendo uso prepotente y abusivo de su mayoría congresal ha elegido a tres impresentables al directorio del BCR como parte de una desbocada carrera -  con el aval abierto o camuflado de PPK  y sus huestes- por copar el aparato estatal,  aunque ello signifique llevarse de encuentro la propia normatividad que aseguran defender.

La marea de la indignación se ha acrecentado en los últimos días. La crisis del parlamentarismo burgués, por enésima vez en los tiempos que corren, está poniendo a prueba las fortalezas de la democracia de las multitudes. Lejos de los maridajes de la derecha, los pueblos sin más banderas que las de la dignidad y el rechazo a la antidemocracia practicada  por la derecha en el poder, regresan a sus escenarios naturales: las calles,  para frenar la dictadura de una mayoría en cuyo diccionario político - si es que lo tiene- no figuran las palabras consenso, diálogo, tolerancia, ética, respeto a la  ciudadanía y a las minorías parlamentarias...

Porque  la designación a lo bestia de los señores Chlimper, Rey y Cuba, no es un problema de naturaleza técnica como lo están presentando. Es un asunto sustancialmente político y así debe ser entendido y enfrentado. El fujimontesinismo expresa lo peor de lo peor de las fracciones burguesas que en el Perú de los años 90 nutrieron esa corriente, para luego de ser desbancados del poder escudarse en los aíres democráticos que comenzaron a correr con fuerza, pero sin deshacerse de sus vísceras ideológicas y políticamente mierdosas, esperando nuevamente su oportunidad para saltar a la yugular del poder estatal.

La derrota electoral ante PPK los sacó del cuadro, pero a la fecha, desde su posicionamiento en el congreso han rediseñado su estrategia de poder. Al igual que el Apra en sus mejores momentos, y quizá con el asesoramiento de los cuadros de ese partido,  están avanzando en copar las entidades claves del Estado, esperando el día del gran salto, que no necesariamente tendría que ir de la mano de un proceso electoral, no siendo gratuito por ello que algunos analistas adviertan sobre la posibilidad de vacar en algún momento a PPK. En este sentido, el fujimontesinismo, especialmente sus cuadros viejos, saben lo que es serrucharle el piso a la legalidad burguesa, estigmatizarla y golpearla para después legitimar la embestida. Además,  los mentores fundacionales del fujimontesinismo, actualmente en la cárcel, no están muertos ni han perdido la memoria y nadie pueda asegurar a ciencia cierta que estén al margen de lo que ocurre en el país como de las movidas de sus pupilos. 

En ese escenario, la importancia de la movilización popular del martes 8 es que puede abrir un camino de pelea frontal contra esa estrategia, en el que los vastos sectores sociales comprometidos - como ha ocurrido en los últimos tiempos- pueden ir delineando un camino diferente al de la derecha en el poder, diferenciándose del fujimontesinismo como del pepekausismo que en defensa del gran capital y las transnacionales  le hace el juego con sus veleidades, incapaz, por su propia naturaleza, de asumir una posición consecuente con sus propias propuestas electorales. Las últimas encuestas, que muestran la caída en la popularidad de PPK y sus tecnócratas de un lado, y, por otro, del mismo fujimontesinismo, confirman la existencia de un terreno fértil para el afianzamiento de una estrategia popular, democrática, independiente de las fuerzas burguesas y con vocación de poder.

Todo dependerá de la convicción con que se asuma la defensa de las banderas que se están enarbolando y de las perspectivas que se señalen.  Un movimiento espasmódico, cortoplacista, sin más norte que el de la protesta por la protesta, no pasará de ser una especie de prende y apaga, que llenará las primera plana de los diarios y nada más. Lo que el país y sus pueblos requieren con urgencia son movimientos con trascendencia en el tiempo, con huella e identidad a lo largo y ancho del territorio nacional, con raíces profundas en la conciencia y en el alma de las mayorías nacionales, que les de confianza sobre sus capacidades de construir un futuro donde recuperemos el verdadero sentido del pan, de la belleza, del canto y la alegría.













No hay comentarios:

Publicar un comentario