miércoles, 3 de agosto de 2016

LA TRONCHA DE LOS TRÁNSFUGAS


¿Qué es la troncha en la política? Don Pedro Paz Soldán y Unanue, o si usted quiere don Juan de Arona (1839-1895) escribió, para desgracia de los tránsfugas de nuestros días:

"Es la pitanza, la prebenda, el suculento bocado fiscal a que aspira todo títere con cabeza. En la silla presidencial, en la poltrona ministerial o municipal, en la curul legislativa, en las comisiones fiscales y aun militares al extranjero, no se ha buscado más, al decir de las malas lenguas, que la troncha".

Es importante recordar a don Juan de Arona, ahora que los tránsfugas han vuelto a la primera plana de los diarios. PPK, a sabiendas de que pie cojean, ha amenazado con arrebatarle los tránsfugas al fujimontesinismo para alcanzar el equilibrio en las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo. Los clásicos desmentidos -"el presidente no dijo lo que dijo"- no le quitan peso a una movida política que está más que cantada, dada la  fragilidad de las relaciones entre más de 30 congresistas y lo que en el papel es el partido férreo de los seguidores de Fujimori y Montesinos.

Fue éste, el tenebroso asesor el que en pleno siglo XX demostró que lo escrito por Arona tenía vigencia. Donde no hay ideario, doctrina, ni proyecto de país, ni visión de mundo que le vida sostenible  a una organización política, ésta tarde o temprano tiende a disgregarse, en especial si sus componentes han llegado al partido solamente en busca de la troncha. Montesinos, a los tránsfugas les dio lo que querían, el tamaño del bocado dependió de la importancia que tenían. Los videos dicen bastante al respecto.

Los tránsfugas de hoy fueron los tronchistas, los voraces buscadores de troncha de buena parte del siglo XX. El término casi ha desaparecido en el Perú, aunque en algunos países latinoamericanos sigan teniendo uso. Hoy predomina el concepto de tránsfuga con el que los mataburros designan a la "persona que pasa de una ideología o colectividad a otra". En este marco, un ejemplo clásico de tránsfuga es Eudocio Ravinez, el comisario político de la Rusia de Stalin que sustituyó a José Carlos Mariátegui en la dirección del Partido Comunista, pero que años después, con todas sus armas y municiones, se pasaría a las filas de la derecha peruana, a la que comenzó a defender a muerte después de haberla combatido.

En los tiempos que vivimos, los ejemplos de políticos que no han necesitado  abandonar su defensa del capital, del capitalismo y de su modelo neoliberal, para cambiar de camiseta, los tenemos en las filas del propio partido de PPK o en el mismo fujimontesinismo, que cuenta con novísimos adherentes, provenientes de diferentes partidos de la derecha peruana, los que - no hay que tener un dedo de frente para percatarse de ello- buscan, siguiendo a Arona, su troncha.

PPK, que de lorna no tiene nada, se ha dado cuenta de ese detalle y aunque se haya ido de lengua en sus declaraciones a un diario español - donde anunció sus intenciones de "jalarse" a los tránsfugas-  lo cierto es que su movida política, en un medio como el peruano, se cae de madura. Finalmente, como el mismo presidente lo ha dicho, él es el que maneja el carro, o lo que es lo mismo, el que reparte la torta. No pienso en que vaya a hacer lo mismo que hizo Montesinos, pero si creo que hay múltiples formas de atraer esos votos, esa adhesión, de los nuevos fujimontesinistas.

Finalmente, está claro que el concepto de tránsfuga queda corto para puntualizar el abandono de las posiciones iniciales: señala la migración, ideológica u organizativa, pero no incide en la razón del mismo: la búsqueda de la troncha, en las palabras de  Arona.






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