domingo, 10 de julio de 2016

MUJER Y SANMARQUINA



Volví a la Facultad después de varias semanas y la encontré adornada de carteles multicolores. Las elecciones de sus autoridades - por primera vez serán universales- se efectuarán el próximo 17 de julio y las fotos de los candidatos al decanato y sus propuestas llenan las paredes y los pasadizos del viejo local. Los saludos con los colegas, estudiantes y trabajadores administrativos, se multiplican  y todos ellos, casi a boca de jarro, me hacen misma  pregunta:

-Qué le parece la candidatura de la profesora Gaby  al decanato.

Les voy a responder, les dije, con las palabras de Rocío Loyola, una economista que se formó en estas aulas y que hoy recorre el mundo de punta a cabo: "Ya es hora - escribió en facebook- que una mujer dirija la Facultad".

El mundo, agregué, ha entrado al siglo XXI con una mayor presencia de la mujer en los espacios de dirección, sea en el campo de los negocios, de la política, en el educativo o en los ambientes culturales. El Perú no escapa a esa constante. Recientemente, puntualicé, la ex ministra Carolina Trivelli, con cifras en la mano, reveló ante un auditorio juvenil, preponderantemente femenino, que tenían que prepararse para afrontar esa exigencia de nuestros días.

Esa realidad  -seguí hablando- la pueden ustedes constatar en esta Facultad, donde el número de alumnas se ha multiplicado sorprendentemente en los últimos años y que como profesionales han asumido rápidamente, por sus calidades profesionales y humanas,  posiciones de liderazgo que antes no se veían.

- Pero en San Marcos predomina el machismo, profesor, anotó uno de los interlocutores.

El machismo, les respondí, está resquebrajándose. Cada día que pasa las mujeres van demostrando en los hechos cualidades que eran negadas o minimizadas. En el campo empresarial  las ejecutivas están llevando la voz cantante por capacidades tales como la disciplina, la perseverancia, la fuerza de sus convicciones, la resistencia para enfrentar turbulencias de todo tipo, entre otras virtudes. En el campo de la cultura y del arte, de la educación o de la política, la tendencia es la misma. 

No es casual, enfaticé que en las últimas elecciones las grandes protagonistas hayan sido mujeres y no hay que ser adivinos para afirmar que en el 2021 una mujer podría estar llegando al palacio de Pizarro. En este contexto, que una economista de mundo como Rocío Loyola haya enfatizado la importancia de que una mujer asuma la gestión de la Facultad, refleja una realidad concreta, a la que San Marcos no puede darle la espalda.

-Usted votaría entonces por la profesora Gaby,  me interrogaron.

Si pudiera votar - ahora estoy en mis cuarteles de invierno- votaría por la profesora Gaby, les respondí. Y no lo hago porque me una a ella una larga amistad. Nadie ha objetado sus calidades académicas, profesionales y éticas. Ustedes mismos le revientan cuetes. Esas son sus fortalezas, irrefutables, que le han permitido salir airosa de cuanta responsabilidad ha asumido en la Facultad, como docente, directora de escuela, investigadora... Pero hay dos razones más, les dije, que deben ser tomadas en cuenta si de mujeres líderes hablamos, que están en la línea de lo que he dicho. Una es el hecho mismo de ser mujer y la otra el de ser sanmarquina.

- A que se refiere profesor, me preguntaron.

Les respondí. Si ustedes han leído a la escritora rusa Svetlana Alexiévich, autora de "La Guerra no tiene rostro de mujer", coincidirán con mis apreciaciones. Ellas, señala la novelista, tienen una manera particular de ver las cosas, un sentido diferente, una sensibilidad  que las hace capaces "de ver aquello que para los hombres está oculto". Esta fortaleza, que para algunos es intuición femenina y que para otros es una capacidad de observación mucho más amplia y minuciosa,  les permite, en determinadas circunstancias, estar un paso adelante en la evaluación de los fenómenos y en la toma de decisiones. Este es un rasgo que en San Marcos debe explotarse sobre todo en condiciones de crisis como la que afronta nuestra Alma Mater.

-Y porque resaltar el hecho de que la profesora Gaby sea sanmarquina.

Les expresé lo siguiente. En principio no desconozco ni subestimo las capacidades de los colegas que vienen de otras universidades a contribuir con el fortalecimiento académico y profesional de San Marcos. Pero hay un hecho, que al igual que en el tema de género, debe destacarse. Se dice así que ser sanmarquino es una forma de ser peruano. Comparto esta opinión, porque el sanmarquino tiene una fuerza vital singular, que se va formando a lo largo de su paso por la cuatricentenaria y que lo va identificando con el pasado, el presente y el futuro de la universidad, con  sus fortalezas y debilidades. Un sanmarquino, esté donde éste, metafóricamente hablando, mata por su universidad, por hacerla grande y poderosa. 

Arguedas decía: "Conozco el Perú a través de la vida". Un sanmarquino puede decir: "Conozco San Marcos a través de los años que he vivido en ella". La profesora Gaby es hechura de San Marcos, sus estudios de pre y posgrado los ha hecho en la cuatricentenaria, lo mismo que su gran experiencia docente y de gestión. En la Facultad no hay secretos para ella, la conoce como la palma de su mano, como las inquietudes que existen, tal como se expresa en su plan de gobierno.

En resumen,  les expresé a mis interlocutores, creo que la mejor carta que tiene la Facultad tiene rostro de mujer: GABY CORTEZ.





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