martes, 12 de julio de 2016

LIDERAZGO Y TRABAJO EN EQUIPO


En mi paso por San Marcos, como miembro de la Asamblea Universitaria o de los Consejos de Facultad, he sido testigo de la trascendencia de un liderazgo, como también de su ausencia, y de las bondades, para la gestión, de un buen trabajo de equipo.

Una de mis experiencias más eleccionadoras se dio en los años 80, en la Alta Dirección de la Universidad, como integrante - de acuerdo al antiguo Estatuto de la Universidad - de lo que fue el órgano de control de la decana. Al frente del mismo estaba un matemático y el equipo lo conformamos un veterinario, un ingeniero industrial, el suscrito, antropólogo, y dos estudiantes de Facultades también diferentes. Lo que parecía se iba a convertir en una bolsa de gatos - procedíamos, además, de canteras ideológicas y políticas diversas- finalmente fue un modelo de funcionamiento. 

En el éxito del colectivo fue determinante, en primer lugar, el liderazgo en la gestión, ejercido por el doctor Helfgott. Era el que llevaba realmente la batuta, el que estaba siempre un paso adelante, el que tomaba la iniciativa y procesaba rápidamente las ideas o proyectos de los demás,  el que llegaba primero y se iba al final, el que se comía los pleitos ante las múltiples presiones que recibíamos por las decisiones adoptadas, el que buscaba los consensos,  etcétera.

La experiencia de los colegas - yo recién paladeaba los trajines de una gestión- y, sobre todo, la voluntad de servir a la universidad, fueron los otros dos factores claves. No recibíamos dietas especiales ni nada por estilo, pero cumplimos con creces, durante un año, los roles asignados.  Me enorgullece decirlo: funcionamos como un reloj.

Con ese conocimiento, enriquecido por mis trajines de gestión en la Facultad, veo con muy buenos ojos la propuesta de gobierno de la profesora Gaby Cortez; como asimismo me place el que haya congregado, en torno a su proyecto a un conjunto de colegas que destacan por sus perfomances académicas - las evaluaciones estudiantiles dan fe de mi aseveración- como por la gran experiencia administrativa que llevan en sus mochilas. A estos profesores, los tejes y manejes de la administración pública, como la privada, no le son extraños, al contrario,  son especialistas, o como hablan los jóvenes, son unos verdaderos tigres. ¿Dudan de mi palabra?  Pues examinen sus hojas de vida.

En los tiempos que vivimos, lo ideal para el manejo de la Universidad en su conjunto o para cada Facultad en especial, es justamente esa combinación de la academia y las capacidades de gestión. En San Marcos he visto autoridades con muchos palmarés académicos, libros incluidos, pero malos en los asuntos de gestión, perfomance negativa que se hacía más aguda por la soberbia o la autosuficiencia de la que hacían gala, a pesar de estar más perdidos que Tarzán en Nueva York.

Estimo por ello que la Facultad de Economía tiene ante sí la posibilidad de convertirse, otra vez, en un modelo exitoso de  academia y desarrollo. Insisto: en los tiempos del turbocapitalismo que afrontamos, la academia por si sola es insuficiente, a ella debe sumarse la capacidad de gestión de sus autoridades, en la que el liderazgo se conjugue con el trabajo y la entrega individual y colectiva de los especialistas en el tema.

Lo dije en mi envío anterior: hace más de dos años que el suscrito dejó la tiza y la pizarra; pero si yo estuviera en los zapatos de mis colegas, el próximo 17 de julio votaría por doña Gaby Cortez y su equipo de trabajo.








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