En la guerra con Chile, escribió González Prada en 1885, "no solo
derramamos la sangre, exhibimos la lepra". A 137 años de ese infausto
acontecimiento las llagas de esa lepra siguen vivas, haciendo escarnio
de la memoria de nuestros héroes y de la propia historia patria. La pus
se ha desbordado esta vez en el congreso. Cincuenta congresistas, que
parecieran genéticamente herederos de aquellos hombres - como decía el
mismo González Prada- que en la guerra "no supieron defender
con el hierro" los sagrados intereses del país, pretenden que Chile
"nos preste" el celebérrimo Huascar anclado actualmente en Talcahuano
para que el pueblo peruano "le rinda honores". Para estos
parlamentarios, liderados ¡oh sorpresa! por un puñado de
fujimontesinistas, el honor y la dignidad de un país son palabras
huecas. Bien ha dicho un viejo marino: "Para Chile, el Huascar es un
trofeo de guerra y éstos se recuperan en guerra o no se recuperan".Lo
demás es verso. Algo más: el último de los oficiales que quedó al mando
del Monitor después de la muerte de don Miguel Grau, el Teniente Pedro
Gáreson, reflejando sin duda la voluntad del héroe, ordenó el
hundimiento de la nave. Muerto Grau, desbaratada su tripulación, el
Huascar tenía que correr el mismo destino: el fondo del mar. Los
chilenos, pistola en mano, lo impidieron. Para ellos era y es un
trofeo.Y los trofeos de guerra, no se prestan...No ofendamos la memoria
de nuestros héroes. No caigamos en el juego de quienes han nacido con
las espina dorsal quebrada.
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