viernes, 1 de abril de 2016

¡VERÓNIKA PARA TODO EL MUNDO!



Hay motivos para sonreir. Las últimas encuestas, las que se han aplicado en los últimos días en las calles y plazas del Cusco, Apurímac y Huamanga, como la de Datum, dada a conocer esta madrugada,  indican que Verónika Mendoza ya está alcanzando el cielo con las manos. 

Mientras las candidaturas de la derecha conservadora y retrógrada van quedándose una a una en el camino, la cusqueña de Andahuaylillas,  va para arriba, sostenidamente, todavía no ha alcanzado su techo. 

Verónika y sus miles de adherentes desparramados por el país, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, de todas las profesiones y oficios, empleados o desempleados, de todos los colores y lenguas, creyentes o no creyentes, le están  ganando el pleito electoral a la derecha, a sus millones, a su prensa regimentada, a sus operadores, a sus tecnócratas e ideólogos a sueldo. 

A pocos días del primer desenlace, reiteramos lo dicho: nadie, sin embargo, debe bajar la guardia. La derecha sigue y seguirá complotando contra la candidatura de la esperanza. La experiencia indica que ni con una votación favorable en las ánforas los candidatos del progreso y la renovación puede sentirse seguros. El poder lo tiene la derecha, no lo olvidemos. 

Pero lo que esa derecha está perdiendo - la calle y las encuestas así lo señalan- es el respaldo de los pueblos del Perú que hoy viran hacia una opción diferente a la establecida en los infaustos años 90 y ello puede ser decisivo a la hora de cualquier contingencia. 

Repetimos: estamos en los umbrales de una victoria sensacional. Pero no solamente hay que perseverar en el trabajo de masas que se está haciendo para alcanzarla; hay que multiplicarlo y cualificarlo,  aquí y allá, para llegar hasta el último rincón del país. 

Qué las calles y plazas del país,  las grandes, medianas y pequeñas, sigan pavimentándose con las pisadas firmes de nuestras poblaciones de Costa, Sierra y Amazonía, que se alzan a la pelea por un futuro distinto, para que no quede espacio alguno donde no se se siembren las flores de la esperanza.

Como decía el viejo Ferrando, cuando parecía se le iba la vida en sus transmisiones:  ¡Verónika para todo el mundo!

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