miércoles, 20 de abril de 2016

LA SARTÉN Y LA BRASA


Como solía decir mi buen amigo el periodista Sakapika Villasís -guadalupano y sanmarquino- ¡a mí que me registren! en esta nota de definir mi voto entre Keiko y PPKeiko, porque ambos, en esencia, representan los mismos intereses, son algo así como la sartén y la brasa.

Que PPKeiko no haya ordenado matar a nadie,  que no esté procesado o requisitoriado por algún latrocinio cometido durante los años de la dictadura, no lo exime de ninguna responsabilidad en el devenir de las vicisitudes económicas y políticas del país. No solo porque fue ministro del señor Toledo, que se manejó bajo las mismas coordenadas impuestas por el fujimontesinismo en los 90, sino porque además es un ardoroso y ciego defensor del modelo impuesto en esos años  y de sus artífices empezando por el caco de la Diroes, conforme lo gritó a voz en cuello en el 2011,  cuando de terno y corbata ( https://www.youtube.com/watch?v=In4pV6Yfy2c) fue a proclamar su apoyo a la ex primera dama de la dictadura. 

Ese modelo, lo dicen las encuestas y las calles calientes, es lo que está ahora en cuestión, como lo está la propia constitución fujimontesinista a cuyo amparo se modeló y blindó. Hasta el propio Barnechea, a quien no pueden acusar de terruco o chavista, le ha puesto la puntería:

"Ese modelo fujimorista, que tiene de discípulo a su PPKkeiko, ese que beneficia a los grandes intereses y se ha olvidado de los ciudadanos nosotros lo vamos a cambiar", lo ha dicho más de una vez  en la reciente campaña electoral.. (Exitosa, 05 de abril de 2016).

Modelo, lo reitero,  que muchos reducen al ámbito económico -buscando separar los "éxitos" económicos de los asesinatos, robos, estafas, esterilizaciones a miles de mujeres, violentamiento de los derechos humanos y canalladas de todo tipo cometidos por la dictadura en los 90-  pero que en realidad encierra una concepción global, antidemocrática, elitista y coercitiva con  la que se parametra la vida, el quehacer social, el desarrollo cultural de nuestros pueblos; y cuya perversidad pragmática hace polvo los valores éticos que se suponen deben pautar nuestras existencias. 

El neoliberalismo  es todo eso, y el fujimontesinismo  es su versión criolla, donde incluso anidan tendencias fascistas. No debe llamarnos entonces la atención que la ex primera dama de la dictadura plantee la pena de muerte para los violadores, llevándose de encuentro los compromisos internacionales que sobre el tema tiene suscrito el país; o que su engreída, la señora Chacón, amenace prácticamente con hacer leña de los órganos y decisiones judiciales con tal de ver en la calle a la eminencia gris del fujimontesinismo: el caco de la Diroes.

En esa línea está el tío PPKeiko - así lo llaman los hijos del caco-. Por eso es que  no se ha hecho paltas para llevar en su fórmula presidencial a la señora Meche Aráoz, una de las responsables políticas de los luctuosos sucesos de Bagua - 5 de junio de 2009- donde 23 policías y 10 pobladores nativos perdieron la vida en una confrontación donde estaba en juego justamente la defensa a muerte del modelo, cuestionado en los hechos por las poblaciones nativas afectadas siempre por esa entrada a saco del capital en sus territorios ancestrales; pero defendido a capa y espada por el presidente de entonces, Alan García, recoinvertido al neoliberalismo, conforme lo sustentó en sus cuestionados textos sobre El Perro del Hortelano.

La señora Aráoz, desde al alto cargo ministerial que ostentaba,  azuzó en los hechos la represión cuando señaló que si se accedía a la exigencia de los pueblos amazónicos en lucha - derogar las decretos considerados lesivos por los pueblos amazónicos- el TLC con los Estados Unidos se venía abajo. La responsabilidad de quien es hoy congresista electa y aspira a ser vicepresidenta la República - al igual que la del señor Simon y de la ex ministra Cabanillas- fue puesta al sol  por una comisión congresal que presidió Güido Lombardi. 

¿Podemos entonces esperar algo diferente del señor PPKeiko, que no sean políticas similares a las ejecutadas por el fujimontesinismo? No nos hagamos ilusiones.  

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