miércoles, 6 de abril de 2016

GESTA DEMOCRÁTICA


Una vez más, el pueblo ha demostrado en las calles y plazas que en él y solamente en él, reposa la fuerza capaz de defender la democracia peruana. Ha sido toda una gesta democrática la gran movilización de ayer contra el fujimontesinismo. El Perú de pie, en sus principales ciudades y pueblos de Costa, Sierra y Amazonía y la diáspora de peruanos en distintos puntos del orbe, le han dicho al mundo que no están dispuestos a permitir que los ladrones y asesinos de los 90 vuelvan a poner sus pezuñas en el Palacio de Pizarro.

Fue el pueblo, recordemos, el que arrojó del poder a la dupla Fujimori-Montesinos. En esta oportunidad, a  pocas horas de las elecciones del domingo 10, miles de miles de hombres y mujeres de todas las edades, de distintos credos y convicciones políticas, le han dicho a la hija del caco y a sus prontuariados que ¡no pasarán!, que no se tragan el cuento del compromiso suscrito por la señora Fujimori, en el que supuestamente se compromete a no repetir las ladronerías y crímenes del inquilino de la Diroes.

El solo hecho de llevar en su lista, desde la plantilla presidencial hacia abajo, a connotados prontuariados que bien podrían poblar las cárceles del Perú o estar sentados en el banquillo de los acusados,  demuestran fehacientemente que estamos frente a una simple pantomima que lleva el sello inconfundible de la dupla Fujimori-Montesinos.

La derecha está temblando. El antifujimontesinismo de los pueblos del Perú se ha reactivado no solamente por las maniobras electorales, también por el hartazgo, la frustración, el repudio, a un modelo económico que está en la base de esa opción siniestra, a cuya sombra se articuló una Constitución y una modernización trucha que  ha hecho más ricos a los ricos y que no le ha hecho ascos a todo tipo de corruptelas y negocios turbios, incluyendo el narcotráfico. El escándalo financiero de los "Panamaleasks", en la que aparecen comprometidos connotados hombres de empresa relacionados con la candidata del fujimontesinismo y el propio PPK -otro de los engreidos de la derecha peruana- revela cuan honda es la podredumbre que se ha desaparramado en el país por obra de quienes hoy lo dirigen.

Pero la derecha también está asustada porque con las movilizaciones de ayer, se puede estar abriendo otro capítulo en la historia  política del país con la presencia actuante de las multitudes, de los pueblos movilizados, que en ejercicio democrático de su soberanía están dispuestos a defender sus derechos y convicciones. Los pueblos dejarían así de ser entes pasivos, meramente receptivos, para constituirse en fiscalizadores de las gestiones gubernamentales de sus autoridades elegidas. Un pueblo alzado a la pelea, organizado democráticamente y plenamente consciente de sus derechos, tradicionalmente pisoteados, ignorados o burlados,  es un pueblo que está para cosas mayores. El primer blanco ya está señalado: sean cuales sean los resultados electorales, la Constitución de 1993, impuesta a sangre y fuego por el fujimontesinismo, tiene que ser enterrada.

Ni las maniobras, ni los millones, ni las campañasd mediáticas de la derecha, que ha vivido y vive a costa de lo ejecutado económica y políticamente por el fujimontesinismo, han impedido que el león despierte y eche a andar.


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