domingo, 27 de marzo de 2016

POR LOS PALOS

 
Aceptémoslo: Verónika Mendoza, la candidata de la dignidad y de la esperanza está a un paso de la victoria en la campaña presidencial 2016. 
 
Las propias encuestas encargadas por los medios de comunicación y las que multitudinariamente se materializan en las calles y plazas del país, así lo señalan. Barnechea va quedándose, mientras PPK siente el aliento de la congresista en la nuca. Se explican ahora el berrinche del gringo y sus insultos contra Verónika, como la campaña venenosa de la derecha enfilada a frenar a como de lugar el espectacular respaldo popular a la cusqueña.
 
En un contexto en el que García sigue en el sótano de la tabla, PPK estancado, Barnechea alcanzando su techo y la señora Fujimori en serios problemas por el desembalse del antifujimontesinismo y el cuestionamiento de la legalidad de su inscripción electoral, Verónika se perfila como una seria aspirante al sillón de Pizarro.
 
Por eso es que en la última semana, la derecha le ha soltado a la cusqueña todos sus mastines. La concentración mediática abanderada por El Comercio está dando sus frutos: los mismos libretos, las mismas medias verdades, las mismas acusaciones sin sentido, han sido y son repetidas sin pausa y sin tregua, por los operadores a sueldo de los dueños del Perú, sus partidos, sus tecnócratas, sus candidatos. La voz de orden está dada: hay que bajarle las llantas a la candidatura de Verónika Mendoza.
 
La reacción popular ha ido, sin embargo, en sentido contrario a lo buscado por la derecha. Primero por el despertar antifujimontesinista en todo el país ante el descarado blindaje a la candidatura de la primera dama de la dictadura de los 90. El ¡No a Keiko! expresa ese rechazo visceral a todo lo que significas el fujimontesinismo. Segundo, porque en ese proceso el mensaje transparente, democrático, antidictatorial y ético de la congresista Mendoza ha sido sido tomado como suyo por las masas populares, que se han volcado a calles y plazas para demostrar su adhesión a las propuestas de cambio y transformación que viene enarbolando.
 
En ese escenario, de ascenso sostenido de la adhesión popular a Verónika, que se verá reforzado por las manifestaciones de repudio a la candidatura de la señora Fujimori, que tienen como eje la movilización nacional del próximo 5 de abril, la cusqueña tiene toda las de ganar . Lo peor, empero, que pueda ocurrir es bajar la guardia, sentirse satisfecho con lo logrado, adoptar poses soberbias, subestimar al adversario...Las fuerzas tienen que multiplicarse sin desmayo como se viene haciendo desde el primer día, el mensaje y las propuestas de cambio tienen que llegar hasta el último rincón patrio, y el deslinde con los adversarios de la derecha tiene que darse una y otra vez. 
 
La derecha ya no tiene argumentos, ahora solamente le queda el insulto, la maniobra y la ponzoña. Cuentan para si con los medios. Pero no cuentan con el cariño, el abrazo fraterno y el calor popular que está arropando la candidatura de Verónika. De otra manera no se explica esa metida por los palos en los primeros puestos de la carrera electoral.


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