lunes, 28 de marzo de 2016

HACER CLICK CON LAS MASAS


Los próximos días serán claves para los candidatos a la presidencia. Alguien lo ha dicho: ganará quien mantenga la cabeza fría. Yo agregaría: y quien explote mejor sus ventajas personales, naturales.

Es decir, no se trata ya únicamente del ideario o del programa, de las propuestas o de la visión de futuro, de los contrastes con los adversarios o de los enganches con los requerimientos concretos de las masas populares. Me estoy refiriendo a lo que menos atención prestan los analistas, pero que a la hora de la verdad resultan decisivas.

Hablo del carisma, de la llegada del candidato a las masas, de la gracia y simpatía que irradien y que les permita hacer ¡clik! con los millones de ciudadanos, hombres y mujeres que marcharán a las urnas el 10 de abril.

En este terreno, a las pruebas me remito, Verónika Mendoza se lleva de encuentro a sus contrincantes.  En los inicios de la campaña un candidato de la derecha dijo displicentemente de ella: "Pero no se trata de un concurso de belleza". Otro, tan despistado como el primero agregó: "no se trata de medir simpatías"...

Craso error. Si algo hay que destacar de la señora Verónika, en primer lugar, es su belleza, la gracia, la simpatía, el carisma de las que hace gala, para lo cual no necesita hacer ningún esfuerzo. Belleza física y espiritual, fortalezas personales todas, escribí hace un tiempo, que le permite interactuar muy rápidamente con hombres y mujeres de todas las edades. Si a ello le adicionan su origen cusqueño, el manejo a discresión de su lengua paterna: el quechua,  la sencillez  en el trato, la facilidad de palabra para exponer sus ideas o su renuencia a hacer del adjetivo una chaveta, sus ventajas naturales se acrecientan.

No podemos decir lo mismo de sus rivales. La soberbia y la fatuidad  no son precisamente ventajas a la hora de acercarse a las masas, tampoco las poses de señorito, hijo de patrón, o de lumpen reciclado, dispuesto a resolverlo todo a patadas y carajazos. Llegar a las masas con regalos, alcohol, cerveza, calatistas y recursos de ese tipo, es un insulto a la inteligencia de los ciudadanos, pero asimismo es un reconocimiento a la impotencia: no se sabe ganar a las masas de otro modo, la sesera no da para más. Y no es un tema de edad o de género. Los ochentaitantos años que lleva encima el Pepe, ex presidente uruguayo no fue ningún obstáculo para congraciarse con su pueblo y otros pueblos del mundo.

Es que el Pepe, hombre trajinado por cierto, hizo de la verdad, de la franqueza, de la modestia y la sencillez en todos los actos de su existencia, virtudes fundamentales. No hizo uso de ninguna máscara, no se prestó a ningún enjuague adefesiero  - marketing le llaman -que pusiera en cuestión su personalidad. Se retiró en olor de multitud, como un grande de la historia latinoamericana.

Creo por lo dicho,  sin disminuir un gramo la importancia de la difusión de las propuestas o de la visión del presente y el futuro, que en los próximos días Verónika Mendoza - salvo contingencias inesperadas-  redondeará su faena electoral  haciendo gala de lo que lamentablemente sus  adversarios no tienen: las ventajas naturales personales.

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