domingo, 28 de febrero de 2016

SALIERON DEL CLÓSET


Las ambigüedades de las propuestas electorales de Julio Guzmán, sus marchas y contramarchas o sus supuestas indefiniciones escondían algo. Los críticos más perspicaces lo dijeron desde un inicio: Guzmán es más de lo mismo, de lo que hay que cambiar sentenciaron. Los grandes espacios que fue ganando en los medios y la defensa cerrada de su inscripción electoral por parte de connotados opinólogos, alimentaron más los rumores del padrinazgo que gozaba, mientras el candidato parecía ceder a las presiones del populorum. Hasta que saltó la liebre: el propio Gonzalo Aguirre, hombre fuerte de IPAE, yerno del propietario de una de las mayores fortunas del país y, uno de los dueños del partido que “alberga” la candidatura de Guzmán saltó a la palestra para poner las cosas en su sitio. 
Aguirre, no habló, tronó. Y aunque el chico maravilla de las presentes elecciones quiso tomar distancia al toque, lo cierto es que donde manda capitán, no manda marinero, evidenciando la verdadera naturaleza de los intereses que debe defender Guzmán, advenedizo en la política peruana, pero también en el partido fundado por Aguirre y otros tecnócratas.
Para Aguirre, por ejemplo eso de defender la estabilidad laboral es puro humo. “Todos sabemos que el Perú tiene uno de los sistemas laborales menos flexibles del mundo”, dijo a Gestión (26 de febrero de 2016) para agregar: “por proteger al 30% que tiene un trabajo con todos los beneficios estamos desprotegiendo al otro 70%”. Por eso es que son partidarios de modificar la legislación laboral. Es decir, lo mismo que hace tiempo está planteando la Confiep y los medios a su servicio, que en buen romance significan despidos como cancha.
Lo del aumento del salario salarial tampoco es algo que le quita el sueño a Aguirre. Para él, “no es el momento para subir el sueldo mínimo en el país”, en tanto que, según su opinión, “En la medida que se sube el sueldo mínimo se está afectando la contratación de muchos ciudadanos”. Como ven sus argumentos no son nuevos, el gran empresariado nativo y su gobierno saliente lo viene diciendo desde hace bastante tiempo. 
En cuanto a su posición sobre la Consulta Previa, que le provocó más de un sofocón al chico maravilla por sus ambigüedades, Aguirre tampoco se hace bolas. “está claro que la consulta previa se tiene que hacer, pero se tiene que modificar algo para que funcione mejor”. ¿Qué entiende el señor Aguirre por un mejor funcionamiento? Es indudable que su noción tiene que asentarse en los intereses de la burguesía extractivista que es la más preocupada o porque ese derecho de los pueblos indígenas no se aplique, o, porque se aplique menguada en sus propósitos.
Algo más: para el ex presidente de IPAE la Constitución de 1993, hechura del fujimontesinismo, funciona bien y no tendría que cambiarse. Criterio que va de la mano con su opinión - a diferencia de otras tiendas políticas- de que en el camino se pueden encontrar “coincidencias con el fujimorismo”. Más coherencia no se le puede pedir.
Finalmente, ¿por qué Gonzalo Aguirre, silencioso hasta hace algunos días busca hoy notoriedad, aunque ello le genere algunos entredichos con el chico maravilla? Creo que sin negar lo dicho líneas arriba: dar la línea como dueño del partido en temas álgidos para el gran capital, a Aguirre lo mueve también la búsqueda de limar asperezas con aquellas fracciones del gran capital que a través de los partidos tradicionales que controlan se han lanzado con todo contra la candidatura de Guzmán, que como he manifestado en otros envíos, los ha sacado del cuadro.

El mensaje es claro. Les está diciendo que todos son de la misma familia, que su partido está dispuesto incluso a sentarse con el fujimontesinismo para hacer los cambios que requiere el “desarrollo del país”. En la entrevista de Gestión, Aguirre habla de “tendernos la mano todos”, “sabremos trabajar de manera conjunta con todas las fuerzas políticas”, “podremos encontrar coincidencias”...
En crudo, les dice: no jodan pues, con Guzmán todos podemos ganar...

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