Mientras los candidatos de la burguesía derrochan plata como cancha, hasta groseramente, la campaña de Verónika Mendoza, franciscana de por si, aunque parezca contradictorio, es de una riqueza extraordinaria. Es así porque reposa en la esperanza y en la confianza de los pueblos en su candidata, en su propuesta de cambio, en su visión de futuro, en su alegría y sonrisa, en sus ganas de vivir...
Son esos pueblos los que están solventando la campaña, recurseándose aquí y allá, desarrollando creatividad, iniciativa, imaginación desbordante. Bien vale la pena sacrificar un pan, una gaseosa, un cigarro, un capri de chicha, para que las paredes hablen o para que por el mar de Grau, navegue una modestísima chalana con el nombre de la candidata, como aconteció en Chorrillos este último fin de semana.
Que los mastodontes del gran capital sigan demostrando su fuerza. Los pueblos de Costa, Sierra y Amazonía harán lo mismo: mostrar al mundo que si se puede contrarrestar a las aplanadoras mediáticas de la burguesía. La confianza y la esperanza son sus mejores fortalezas para hacerlo. La propia Verónika lo está constatando en su desplazamiento por el interior del país...
No hay comentarios:
Publicar un comentario