jueves, 28 de enero de 2016

UNA TIRA DE PENDEJOS


La derecha en el Perú, su cogollo económico y sus representantes políticos, hoy peleando por llegar al palacio de Pizarro, está constituido por una tira de grandes pendejos.

Lo digo por ese ladrón de ideas que hoy avergüenza al Perú por haber sorprendido a la Universidad Complutense de España con una tesis doctoral plagiada. Su lastimosa presentación pública supuestamente para aclarar el tema, realmente no aclaró nada, por el contrario las certezas del plagio se acrecientan.Por si esto fuera poco, hoy se sabe,  que en su tesis de Maestría también había empleado una fotocopiadora.

Pero lo digo también por esos candidatos que cargados de anticuchos y prontuariados pontifican sin vergüenza alguna sobre el cómo combatir la corrupción en el país, zurrándose en la inteligencia y memoria de millones de peruanos y haciendo de la verdad, de la honestidad y la decencia meros estropajos.

Una señora embarrada hasta la coronilla, por acción u omisión con los crímenes y asaltos de la dictadura fujimontesinista de la que fue primera dama, no puede pretender darnos lecciones de moral, mucho menos intentar, abusivamente, de blanquear esos crímenes calificándoles, una vez más, como simples errores.

Tampoco puede erigirse como paradigma ético un señor que esperó la prescripción de los delitos de los que se le acusaba para volver al país,  dribleando de esta forma las denuncias que lo podrían haber sembrado en Lurigancho. Eso lo sabe bien la señora que hoy lo acompaña en la fórmula presidencial de la Alianza Popular, y que en su momento, como congresista, denunció a su hoy  engreido candidato ante el propio congreso norteamericano.  ¿Y los narcoindultos?

No obstante, en honor a la verdad nada de esto debe sorprendernos.

El capitalismo en el Perú, la burguesía peruana y sus representantes políticos se cimentaron en el siglo XIX sobre la base de los hediondos como escandalosos tejes y manejes del guano y el salitre. En el siglo XX, la minería, el petróleo o la harina del pescado engrosaron también a la mala las alforjas de la oligarquía nativa y las transnacionales, merced al control que ejercían de los resortes del poder a todo nivel.

Mientras que en el siglo XXI, bajo el imperio del neoliberalismo, la corrupción y el narcotráfico, el capitalismo se ha expandido a lo bestia hasta los últimos confines del Perú, haciendo polvo todo vestigio de decencia y honestidad; convirtiendo a la política en un espacio de mercaderes, estafadores, vendedores de humo y clientelas de baja estofa a la que poco o nada interesa si son ladrones o plagiadores los que pretenden gobernarnos, con tal de que hagan obras...

Una parte de esos delincuentes de cuello y corbata, de uniforme, galones, maestrías y doctorados plagiados o no, han purgado o purgan condena por sus crímenes y latrocinios. Otros, escondiendo rabos y uñas se han camuflado tras las banderas de la democracia, tratando  nuevamente de venderse como los salvadores del país, cuando han sido ellos, y solamente ellos, los únicos responsables de las desgracias de este Perú milenario en el último medio siglo.

Que esos grandes pendejos vuelvan o no  a hacer oficialmente de las suyas depende de nosotros, los electores. Estamos advertidos.

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