jueves, 7 de enero de 2016

LOS VIEJOS

 
¡Viejos! gritaron desde la banda derecha. ¡Dinosaurios! exclamaron otros. ¡Dogmáticos! estigmatizaron los terceros. Siempre en la misma vertiente.
 
En la banda izquierda, hacia donde iban los gritos, se levantaron unos, y a voz en cuello se manifestaron: ¡Premodernos! ¡Socialistas de manual! mirando a sus propios compañeros.
 
En la campaña presidencial del 2016, los momios de la derecha nos han presentado a sus candidatos de siempre, todos con prontuario y sin ideario, dispuestos a hacer del país lo mismo que se viene haciendo desde 1990. Son los fujimontesinistas de viejo y nuevo tipo, aunque formalmente vistan ropajes diferentes.
 
Lo nuevo es que aparecen reforzados. Los otrora zurdos, los que gritaron ¡premodernos! acompañan ahora a los momios. Se desnudaron, ésta era su verdadera catadura.
 
En la banda izquierda, mientras tanto, abundan los rostros nuevos. Pero se siente la ausencia de los veteranos. Unos marcharon hacia la luz, otros, lamentablemente no gozan de buena salud. Pero hay quienes o los han licenciado o se han autolicenciado con la idea errónea de que ya no están para estos trotes. 
 
En política, no hay jubilación. El presidente Mujica, de Uruguay, lo demuestra. Los jóvenes pueden tener la vitalidad, la fuerza, el entusiasmo que por razones naturales se les va de las manos a los veteranos. Pero éstos tienen la experiencia, el conocimiento, la sagacidad que los primeros, en formación, todavía no poseen. Lo ideal por ello es la combinación de unos y otros sea cual sea la instancia de gestión o de dirección que se trate. Debe recuperarse esa conjugación.
 
Lo importante en estos procesos electorales, son las ideas, las propuestas, los programas, la vocación de poder que se lleve hacia las masas, en contraste siempre con las ideas o la práctica de los adversarios. Los rostros, jóvenes o viejos, significan poco o nada si no son capaces de transmitir esas ideas-fuerza, que implícitamente llevan, además, el germen del restablecimiento de la relación de la ética con la política, quebrada por los momios que dirigen este país. Para esta gran tarea no puede haber límite de edad.

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