martes, 12 de enero de 2016

AJUSTE DE CUENTAS


Acabo de regresar de San Marcos, de su Ciudad Universitaria. Es cierto,  ha vuelto a la normalidad. Las oficinas administrativas están cumpliendo con sus horarios, los alumnos van preparándose para sus cursos de verano y aunque son meses de vacaciones se observa la presencia de docentes interesados sobre lo que  puede significar, para la universidad y para ellos mismos, el recambio rectoral con el que se ha superado la última crisis de gobierno.

Se me pidió una opinión sobre el desenlace de esa crisis. La pongo en blanco y negro:

Como se sabe, una resolución de la Sunedu, una conversación de la rectora interina con el ministro de educación, el apoyo de un sector de la comunidad sanmarquina y un inusitado respaldo mediático,  le han permitido a la doctora Antonia Castro tomar las riendas de la cuatricentenaria casa de estudios, aunque es bueno decirlo, con no pocas interrogantes de por medio.

Legalmente, la Sunedu se encargó de dejar sin piso al doctor Cotillo al desconocer su mandato. Sin enbargo,  antes de la expedición de la resolución, una minoría de decanos, con la doctora Castro a la cabeza ya lo había defenestrado, aplicando, supuestamente con rectitud, un apolillado estatuto de la universidad aprobado en setiembre de 1984 donde se señala, como se aduce, que quien reemplaza al rector "en caso de vacancia" es la vicerectora académica, cargo que ostentaba la doctora Castro antes de asumir el rectorado.

Ese estatuto, a estas alturas, da para todo, como para poner también en cuestión la misma decisión de deshacerse de Cotillo sin que el Consejo Universitario- con el quórum correspondiente- declarara la vacancia del rectorado; para luego aplicar el artículo 90o que precisa que quien sustituye al rector por "ausencia, licencia, impedimento o vacancia" es la vicerectora académica. Ese trámite no se dio, se cortó camino, a mi juicio irregularmente.

Lo digo porque quienes invocan el artículo 90o, obvian el 83o que señala claramente que el Consejo Universitario "es el órgano de gobierno, dirección y ejecución de la Universidad", es decir,  la instancia que debió procesar la vacancia del rector y la nominación de su reemplazante, de acuerdo a lo establecido. 

Lo segundo es que la doctora Castro, como lo he sostenido, al igual que el doctor Ramirez - vicerector de investigaciones y los decanos conformantes del Consejo de Facultad son también responsables de la crisis a la que se había llegado. Es más,  la resolución del Sunedu dice textualmente que "las autoridades universitarias de la UNMSM han incumplido la Ley y la Guía, desconociendo el ordenamiento vigente, por tanto la Sunedu no puede reconocer ninguna de sus actuaciones". La Sunedu, dijimos en un escrito anterior, no quiso dejar a San Marcos a la deriva, por eso en su resolución solamente chotea al doctor Cotillo, pero dejando en claro que  todas esas autoridades, al 1 de enero de 2016 estaban con el mandato vencido.

Ante una resolución de ese naturaleza y, por los compromisos que los vicerectores han tenido con el doctor Cotillo - fueron elegidos en la misma plancha y son corresponsables de lo bueno, lo malo y lo feo de esa gestión- debieron renunciar. Como igual  camino debieron seguir los decanos que al ser miembros del Consejo Universitario por acción u omisión estaban también en la misma colada. Los profesores principales más antiguos eran los llamados, legalmente hablando, de tomar la batuta.

Lamentablemente la ética no tiene espacio en San Marcos. Por eso es que para muchos lo ocurrido con el doctor Cotillo no es más que un ajuste de cuentas entre dos facciones que desde hace rato se disputaban el poder en San Marcos. Con la manito del Sunedu la doctora Castro le ha ganado esta vez la partida al doctor Cotillo. 

Algunos cumpas de San Marcos recordaban esta mañana que en julio del 2014, casi inmediatamente después de la promulgación de la nueva ley universitaria, la entonces vicerectora pidió a todas las Facultades las relaciones de los docentes mayores de 70 años, a los que en estricta aplicación de la norma - según su criterio- debía poner en la calle. Entre ellos estaba el doctor Cotillo. Quiso matar dos pájaros de un solo tiro. El cazurro rector de un manotazo liquidó el proyecto y automáticamente se ganó el apoyo de ese importante sector de profesores sanmarquinos.

Hoy, las cosas se han invertido.  Decía líneas arriba que la cuatricentenaria ha vuelto a la normalidad, la procesión, sin embargo, va por dentro. Hay todavía mucha tela por cortar.




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