sábado, 12 de diciembre de 2015

UNA SANTA


Sin medias tintas, sin cubrirse el rostro y sin morisqueta alguna, doña Ángela Villón, una prostituta capitalina que desde hace años da el rostro en defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales peruanas, ha proclamado su deseo de llegar al congreso de la República. "Quiero adecentar ese burdel", ha dicho para espanto de muchos. La necesidad, el amor a los suyos, la llevó a ejercer lo que algunos consideran el oficio más viejo del mundo. Nadie lo podrá negar: para emplear términos de hoy, a sus 50 años, doña Ángela, es una gran emprendedora.

Hay sin embargo otros emprendedores que están poblando las primeras planas de los diarios. No son prostitutas en el exacto sentido del término, pero por extensión al campo político, al de la derecha específicamente, bien puede ser calificados de tales. ¿La razón? Pues están vendiendo sus besos y caricias por todos lados, abiertamente, sin pudor alguno. "Alianzas políticas" las llaman, Y ahí van, dando bote en algunos casos, con la dignidad en el suelo al igual que sus pantalones o sus calzones, ofertándose, primero en dólares, luego en soles, al final buenas son unas pesetas.

Si comparamos a esos señores con doña Ángela, bien podemos afirmar que ésta es realmente una santa...

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