viernes, 18 de diciembre de 2015

EL SEXO DE LOS ÁNGELES


Se ha levantado una gran polvareda por las interrogantes que existen sobre el futuro de las llamadas "viejas glorias" del fujimontesinismo. Una carta del capo desde la cárcel ha llamado al orden a sus seguidores: ellas deben ser candidatas, sí o sí, contra la pretensión de quienes - señora Keiko incluida- estarían por licenciarlas para dar paso a los rostros nuevos de dicha opción.

La pregunta que desde las filas del pueblo debemos hacérnosla es la siguiente: ¿en qué medida esos llamados rostros nuevos son, políticamente hablando, cualitativamente diferentes de las señoronas que acompañaron a la dupla Fujimori-Montesinos en el ejercicio de su dictadura en los 90?

La respuesta nos obliga a rastrear el pasado del fujimontesinismo. Ahí nos daremos con los siguientes hechos: que dicha corriente desde sus inicios fue una estafa. Alcanzaron el poder con promesas electorales que nunca cumplieron. El engaño y la felonía fueron las divisas sobre las que fue acunándose la corrupción, el robo descarado y en banda, el crimen, el enlodamiento de la política.  

El modelo neoliberal, auspiciado desde afuera, se impuso así a sangre y fuego. El golpe del 92 y la Constitución del 93 constituyeron la cobertura para que los grupos de poder que abandonaron a Vargas Llosa hicieran limpiamente de las suyas con el apoyo desembozado de los operadores del modelo, que - los memoriosos recordarán- terminaron en la cárcel. Las mismas Fuerzas Armadas - la otra pata del trípode de poder- empleadas desde un inicio en la organización del festín, terminaron totalmente embarradas, con sus principales jefes encarcelados o perseguidos. 

¿Pruebas?  Los vladivideos al que cualquier ciudadano puede acceder constituyen un material de primera para entender el proceso de envilecimiento de la democracia peruana. Ejecutivo, Congreso, Poder Judicial, Ministerio Público, Jurado Electoral, Tribunal de Garantías, Fuerzas Armadas y Policiales, Asamblea Nacional de Rectores... todas y cada una de esas instituciones fueron éticamente demolidas para ser puestas al servicio de la banda fujimontesista y del capitalismo salvaje que impulsaron.

En ese proceso el fujimontesinismo formó a sus cuadros, civiles y militares, congresistas o simples funcionarios. Se les dotó de un marco conceptual y de una visión de mundo, retorcidas por cierto, orientados a justificar sus actos. Este apuntalamiento ideológico llevó a sus seguidores a creer que la dictadura fujimontesinista estaba "rescatando y reconstruyendo el Perú", salvándolo de "la peor crisis económica y de inseguridad de su historia" (Léase la carta de Fujimori suscrita ayer en el penal de Barbadillo). Fujimori y Montesinos, eran y son visualizados como los salvadores del Perú. Ellos mismos se consideran así, y en nuestros días, la señora Keiko es presentada de la misma manera.

Ese magma ideológico ha alimentado a los viejos y nuevos cuadros del fujimontesinismo. Pensar, creer, de que al interior del mismo pueda existir una corriente diametralmente opuesta a esos parámetros fijados desde un inicio, es realmente soñar despiertos. Por esos es que sostenemos que vayan o no vayan sus viejas glorias en la lista congresal es totalmente secundario. Sus nuevos rostros son más de lo mismo, en cada uno de ellos anida una Cuculiza, una  Chávez, una Salgado, un Aguinaga...

Considero por ello que abrir una discusión sobre este tema es como ponerse a discutir sobre si los ángeles tenían o no sexo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario