miércoles, 2 de diciembre de 2015

CON LA PLATA BAILA EL MONO


Si se trata de combatir realmente el cáncer de la corrupción, dicen los hombres de buena fe, uno de los libros de cabecera debería ser Historia de la Corrupción, IEP, Lima, 2013, del desaparecido Alfonso W. Quiroz, que, se sostiene, bien podría ser leído desde las aulas de la secundaria.

En dicho texto, con pelos, señales y cifras, se pone al desnudo los alcances de las trapacerías mafiosas de la dupla Fujimori-Montesinos, que encumbraron a éste, en su calidad de presidente, como uno de los diez mandatarios más corruptos del mundo. 

Preguntas cómo: ¿cuanto se embolsicó Fujimori, o cuánto se levantó su compinche Montesinos? o, ¿cuánto le costó al país esas raterías? Quiroz las pone en negro sobre blanco.

De mi parte, sugeriría que otro de los textos fundamentales - sin menoscabo de visualizar los llamados vladivideos- podría ser: Vladimiro, Vida y tiempo de un corruptor, de Luis Jochamowitz (compilador), editado en el 2002, paradójicamente por El Comercio -hoy promoviendo la candidatura de la hija del caco- y en cuyo tomo II, p.31 podemos leer:

"La nueva agrupación se llama Perú al 2000...Como no podemos hacer spots para esa agrupación, entonces qué hacemos en Lima, hacemos las polladas. Hemos organizado con la Policía para hacer polladas para un millón de personas del 15 de diciembre al 31 de marzo. ¿Y quien va a organizar las polladas? La organiza (...) la participación ciudadana con la Policía y nosotros la financiamos".

(...) Le ponemos la orquestita, le ponemos el atrio, esas cosas; la música, un poco de cerveza, después llega el polo, el calendario y la comunicación, y va la gente de esta agrupación y va aflorando la cuestión política. Entonces, dos millones de personas nos hacemos en tres meses, los viernes, sábado y domingo...y ahí le metemos el polo, le metemos la gorrita, el almanaque..."

Quien habla es el tío Montesinos -así lo llamaba la señora Keiko- y el diálogo es con Carlos Boloña, ministro de economía del régimen, los hermanos Winter, amos y señores de la televisión fujimontesinista y los jefes de las Fuerzas Armadas, reunidos en la famosa salita del SIN; todos ellos, por sus fechorías fueron a parar a la cárcel

En la misma página leemos:

"Hace como cinco años no tienen ollas; las ollas están viejas, hay que comprarles ¡carajo! Regalarle por cada comedor una cocicinita pequeña de primus con una hornillita, ollas y sus cestos, así tipo plástico nomás, esas cosas, como para que que le dure los seís, siete meses y pasamos". Los interlocutores son los mismos.

Finalmente, en la página 37 hallamos esta perla: "El voto, el voto se voltea con plata en el bolsillo", lanzada por el prófugo Daniel Borovio, publicista de la dictadura en una de sus habituales reuniones con Montesinos. 

¿Pero acaso la política no es educación, pedagogía, ética o apostolado? 

Para la dupla de rateros y asesinos, para la banda que asaltó el erario nacional, eso era papel mojado. Y lo sigue siendo para ellos y para la derecha en su conjunto que hoy navega sobre esas aguas descompuestas. Es en ese lodo donde se ha extendido esa afirmación que retrata de cuerpo entero a gran parte del electorado que sigue a los candidatos de la derecha, en especial a quien fuera la primera dama del régimen: "No importa que robe, lo importante es que haga obras", pragmatismo perverso que se ha extendido como una mancha de aceite.

En sus celdas de la Diroes o en la Base Naval, el caco y su compínche, deben estar felices: el primer puesto de doña Keiko en las encuestas, no es obra de la casualidad. Es el resultado del emputecimiento de la política, a la que ellos, en los 90, abrieron curso.

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