lunes, 17 de agosto de 2015

¿UNA MUJER, CANDIDATA DE LA IZQUIERDA?


Como diría el doctor Marx, un fantasma recorre hoy los predios políticos tradicionales, de izquierda y derecha. Tiene nombre, genio y figura. Se trata de la congresista Verónika Mendoza, quien en las próximas horas estaría dando a conocer sus aspiraciones de llegar a la casa de Pizarro como candidata de la izquierda peruana.

La posibilidad de que la Vero - así se le conoce en sus círculos de amigos y allegados- se lance al ruedo de los presidenciales, ha puesto de vuelta y media el cotarro. Las figuras y figurones, algunos de ellos realmente impresentables, que en el seno de la izquierda alistaban discursos, poses y viajes, la ven ahora cuadrada. 

La Vero, en estos últimos años, desde el congreso de la República ha demostrado sapiencia, consecuencia con los ideales primigenios, valentía para enfrentarse a los adversarios del pueblo peruano y tolerancia para sumar voluntades y comportamientos. Es una figura joven, que a sus fortalezas de género, incluidas belleza y maternidad, adiciona facilidad y carisma para hacer pedagogía política entre las masas populares, particularmente entre los jóvenes, capturados por la prédica asistencialista y falsamente apolítica de la derecha neoliberal.

La izquierda está ante una disyuntiva. Los sectores lúcidos saben perfectamente que la congresista puede convertirse en la figura de unidad. No obstante, si obviamos los intereses subalternos de algunos saltibanquis, pesa todavía en no pocos el conservadurismo y el machismo. ¿Una mujer candidata de la izquierda? se preguntan. Obvian el desarrollo mismo del movimiento social que desde hace décadas ha catapultado a las mujeres peruanas a los puestos de vanguardia de la lucha contra los verdugos de siempre; masas femeninas de las que la congresista, en el campo político, es su fiel expresión.

No se trata aquí, sin duda, de elegir mujeres para que en los hechos piensen y actúen como los hombres comprometidos con el orden establecido, tal y como se manifiesta en los espacios de la derecha. Se trata de elegir a mujeres que tengan la voluntad y la fuerza, desde una definida opción programática, de corto y largo alcance, de subvertir lo dado, de quebrar con el pueblo en movimiento los linderos impuestos por un sistema que ha invisibilizado o liquidado, incluso con la fuerza bruta, los derechos y justas aspiraciones de millones de hombres y mujeres, de niños, jóvenes y ancianos.

Con una candidatura como la de Verónika Mendoza, la derecha se va también de bruces. En estas últimas décadas, los dueños del Perú, es decir las burguesías de todos los ,matices, han bregado por domesticar a la izquierda, por quitarle su filo subversivo y contestatario. Esa derecha sabe perfectamente - por los antecedentes- quien o quienes pueden ser sus candidatos, que no son otros que aquellos que no le van a quitar el sueño. La candidatura de la Vero le rompería los esquemas y desde ya trabaja contra ella.

La izquierda, la franca, la que no ha renunciado a los ideales de justicia y democracia, de cambio y transformación, de pelea por un Perú nuevo dentro de un mundo nuevo, tiene ahora la palabra.

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