Don Wilfredo Ardito Vega es una de aquellas personalidades para las
que el día, en los hechos, pareciera que tuviera más de 24 horas. No
solamente es profesor en tres universidades capitalinas, también es un
activista en la lucha contra el racismo y la discriminación, visitante y
promotor del cariño hacia la vieja Lima, difusor del quechua y otras lenguas
nativas, conferencista y escriba en temas de su especialidad y, si esto
fuera poco, el profesor Ardito acaba de entregarnos su tercera novela:
Los dorados años veinte con la que ganó el concurso de novela corta 2015
organizado por el Banco Central de Reserva del Perú, presentada por
todo lo alto en la última Feria Internacional del Libro.
La
novela es una invitación a meterse en el túnel del tiempo y anclar por
un momento en lo que el autor llama los dorados años de la segunda
década del siglo XX. Tiempos de modernidad, pero también de frustración:
el legüismo está en su apogeo, la llamada Patria Nueva expresa un mayor
impulso del capitalismo semicolonial bajo la batuta norteamericana. La
burguesía peruana no es capaz de alzar vuelo por si misma, mientras en
el campo pareciera haberse detenido el tiempo: el pasadismo feudal
convive con esa modernidad y tintorea, en la ficción, el movimiento de
los principales personajes de la novela.
Porque sobre
ese mundo contradictorio que realmente existió, con las pinceladas
imaginativas que la trama amerita, es que los actores de la novela,
particularmente los intelectuales, van moviendo sus fichas de acuerdo a
los intereses personales o colectivos que van revelando conforme se
desencadenan los acontecimientos. Desfilan así ante el lector:
Mariátegui, Haya de la Torre, Basadre, Porras, Zulen, Elmore, Chocano,
Mayer.....que van cobrando vida en uno de los escenarios más sugestivos
de la historia del siglo XX, que tiene que ver con la Lima antigua, que
en el presente todavía se avisora aunque ya en su decadencia, que el
doctor Ardito conoce como la palma de su mano; pero que sobre todo está
relacionado con el proceso empujado por el legüismo, sus efectos
controvertidos y las reacciones que suscita en el movimiento social y en
sus liderazgos. No está demás señalarlo: Son los años en que germina la
disyuntiva crucial: reforma o revolución, capitalismo o socialismo, que
en la vida real encarnan Haya y Mariátegui respectivamente y que la
novela no soslaya.
En ese marco social, donde como
siempre ha ocurrido es el pueblo el que primero muestra su justificada
rebeldía, los intelectuales, decíamos, van mostrando el menú de sus
fortalezas y debilidades. Ocurre en Lima y provincias. Valcárcel, como
Zulen o Mayer se compran el pleito de las masas indígenas aunque su
interpretación y el rumbo que buscan imprimirle no sea el más adecuado
para los años que se viven, mientras que Basadre y Porras están en lo
suyo, la academia, pero conmovidos por una realidad que ha cambiado,
pero que en su esencia no se ha transformado. De ahí el papel
protagónico que van a cumplir Mariátegui y Haya.
Es,
sin embargo, "el ambicioso Vicente Suárez", personaje central, el que va
a mostrarse como el prototipo del intelectual ambiguo y pendenciero,
que tanto abundan. No está al margen de la pomada del movimiento social,
es amigo de los intelectuales heréticos, pero al mismo tiempo no deja
de explotar todas las posibilidades que le ofrece el mundo oficial,
dominante. Su propia vida personal, sentimental, refleja su verdadera
catadura.
Por eso es que creo que esa pregunta que en
el epílogo de la novela "el ambicioso Vicente Suárez" le hace a
Mariátegui: ¿Cuánto tiempo puede durar un ideal?, bien podemos ponerla
en la agenda del día, su vigencia es innegable.
Finalmente,
no sé si como decía el Gabo el doctor Ardito escribe para que lo
quieran sus amigos o, si como ocurre con Miguel Gutierrez no es esa una
idea que le quite el sueño, lo que si es cierto es que con Los dorados
años veinte, el profesor Ardito habrá multiplicado el número de sus
lectores.
Muchas gracias por la presentación que hace el Dr. Mosquera de mi novela Los Dorados Años Veinte. Los interesados saben que pueden adquirirla en la librería del Museo del Banco Central de Reserva, que funciona en Jr. Ucayali 271. El horario de la librería es de martes a viernes, de 10am a 1pm,
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